La batalla por la Fiscalía Anticorrupción
En la guerra jurídica entablada entre el PSOE y el PP, la toma de la Fiscalía Anticorrupción se ha convertido en cuestión básica, porque a partir del momento en que sea designado por el Gobierno socialista el fiscal jefe de la misma, tendrá que ocurrir algo muy grave para que pueda destituirle en el futuro un nuevo Ejecutivo del PP. De ahí los intentos para retrasar una designación que puede resultar molesta.El viernes pasado, el Consejo Fiscal, de mayoría conservadora, logró posponer hasta septiembre la votación sobre los candidatos. El más cualificado por su trayectoria es Carlos Jiménez Villarejo, actual fiscal jefe de Cataluña, informa desde Barcelona Blanca Cía.
El fiscal general del Estado, Carlos Granados, que es quien le tiene que proponer, tiene claro que la lucha contra la corrupción, esté donde esté, tendrá en él un defensor enérgico y riguroso. Para proponerle bastará con que alguien del Consejo Fiscal vote por Jiménez Villarejo. Y una vez propuesto, el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, a quien sólo cabe asumir o rechazar la propuesta, seguramente le designará, con lo que se pondrá en marcha una de las medidas legislativas del olvidado impulso democrático.
Cuando la conservadora Asociación de Fiscales parecía renunciar a ocupar la Fiscalía Anticorrupción, presentó nada menos que tres candidatos: su portavoz., Juan Ortiz Úrculo; el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, José Aranda, y el ultraconservador Roberto García Calvo. La presión de tales candidatos fue lo de menos.
El éxito conservador fue lograr posponer la votación, con el pretexto de que Antonio Salinas -fiscal del caso Filesa y aspirante a número dos de la Fiscalía Antidroga- retiró su candidatura y de que era mejor proponer en septiembre los ocho puestos de la nueva fiscalía.
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