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La ley sobre el 'chip' antiviolencia, punto de aprobarse en Estados Unidos

El debate político y social en tomo a la implantación del llamado chip V, un dispositivo electrónico en los televisores para restringir la violencia en las cadenas de Estados Unidos, cobra plena fuerza a medida que se avecina la votación de la ley que lo haría obligatorio. Aunque no hay fechas definitivas, el apoyo mostrado la semana pasada por un poderoso miembro del Congreso hace pensar que este mismo mes puede aprobarse la legislación que introduciría una pequeña modificación en el proceso de fabricación de los televisores al tiempo que una verdadera revolución en la opinión pública.

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En España, nada de momento

De acuerdo con esta ley, las emisoras de televisión transmitirían junto a su señal un código especial que activaría el microproecesador para bloquear la emisión de programas con contenido violento, sexual o lenguaje malsonante, o alguna combinación de éstos. También se podría programar el bloqueo permanente de determinados canales.Las cuestiones morales y económicas que se plantean cruzan las líneas de los partidos: el llamado chip V es defendido y rebatido tanto por republicanos como por demócratas.

En junio, el Senado pasó una versión de la ley a pesar de la oposición del republicano Bob Dole, que lo considera una intromisión más del Gobierno. Poco después, el presidente demócrata Bill Clinton lo defendió con estas palabras: "Esto no es censura, es responsabilidad paternal", explicando que es imposible para los padres vigilar fisicamente todo el día lo que sus hijos ven en la tele. El pasado miércoles, el republicano Michael OxIey declaró que el Congreso aprobaría la legislación en las próximas semanas. El respaldo de Oxley, miembro del Comité de Comercio del Congreso, se considera clave.

En la industria de la televisión, el rechazo a esta iniciativa ha sido contundente. Ted Turner, propietario de la CNN y otros canales de cable y productoras de televisión, ha sido el único en pronunciarse públicamente a favor.

Económicamente, la tecnología para instalar el chip V y hacerlo funcionar es accesible y funciona ya para otros fines (como por ejemplo la sobreimpresión de subtítulos para telespectadores sordos). De hecho varias empresas privadas han ofrecido este servicio desde hace años, con escasa respuesta del público. Instalar el dispositivo en un aparato de televisión incrementaría su coste en tan sólo cinco dólares (unas 600 pesetas).

Pero habrá que contar con la buena disposición de las emisoras regulares y de cable para emitir la señal que lo active. El impacto en la contratación de publicidad, que puede caer en picado en los programas "censurados", está aún por determinar. Las cuestiones que se plantean son muchas, y la principal es quién decide lo que se puede o no se puede ver. ¿Quién decide emitir la señal activadora en un programa determinado? ¿Sería censurada una información sobre guerra o crimen en un telediario?

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