Gijón recibirá a los Rolling Stones con lleno absoluto y una reventa disparada

Lleno rotundo. Los Rolling Stones colmarán en la noche del sábado el aforo del estadio de El Molinón, de Gijón, la ciudad asturiana en la que protagonizarán su único concierto en España durante la gira europea de su espectáculo Voodoo lounge, y que les llevará por 25 ciudades de 15 países. Para el concierto de pasado mañana en Gijón las localidades están agotadas desdehace cinco meses. Las 45.000 entradas, puestas a la venta el 3 de febrero, se consumieron en tres días. La reventa ha comenzado, y hay quienes han Regado a pagar 80.000 pesetas por una entrada de 5.200.

La expectación es máxima en Asturias. Las plazas hoteleras están agotadas en Gijón desde hace semanas, y no pocos de los 25.000 espectadores que llegarán desde otras regiones españolas y desde el extranjero deberán conformarse con pernoctar esa noche en Oviedo u otras localidades próximas. Para los 20.000 asturianos que adquirieron entradas, la compañía estatal de ferrocarriles Renfe ha dispuesto 16 trenes nocturnos que partirán de Gijón cada media hora durante la madrugada del domingo (entre las cuatro y las seis de la mañana) con destino a distintas localidades para garantizar un regreso tranquilo. Los vuelos con Asturias para esa fecha también están saturados.En la prensa regional asturiana se insertan desde hace días anuncios por palabras ofreciendo entradas de reventa para el concierto. También en algunos bares de Gijón y de Oviedo se ven carteles que brindan la posibilidad de acceder al olimpo de la música en que The Rolling Stones y sus teloneros, otro grupo de bandera, los Black Crowes, convertirán por una noche el estadio de fútbol gijonés. Los precios no bajan ya de las 20.000 pesetas, y hay quien pide 30.000. Se sabe de un caso concreto en que un aficionado barcelonés ha llegado a ofrecer 80.000 pesetas por un boleto de entrada que el 3 de febrero valía 5.200.Tres horas de concierto

El montaje del espectáculo comenzó el pasado lunes. A la ciudad han llegado ya los 50 camiones trailer y los 250 operarios con 170 toneladas de aluminio y acero, diez kilómetros de cable, generadores de 6.000 caballos de potencia y un sistema de sonido con un millón de vatios. 2.000 tablones preservarán el césped. Los Rolling llegarán mañana a Asturias en vuelo privado. Y con ellos, la magia, la música y la locura para fans de varias generaciones que aguardan expectantes la cita del sábado, que transformará Gijón, durante una noche, en un torbellino fantástico para los amantes de esta banda con tres décadas de rotundo éxito y con la que el rock ha hecho historia.

Las puertas del estadio se abrirán a las 18.00 horas. El espectáculo comenzará tres horas más tarde, a las 21.00, con la actuación de Black Crowes. Los Rolling subirán al escenario a las 22.30 horas. Interpretarán más de 30 canciones durante casi tres horas de recital, en el que harán un recorrido por su dilatado repertorio y un repaso a su último disco, Voodoo lounge, que da nombre a esta gira europea.

Será el séptimo concierto que los Rolling protagonizarán en España desde su nacimiento oficial como grupo, en 1963, y su cuarta visita a nuestro país. Debutaron en Barcelona en 1976; estuvieron en Madrid en 1982, con dos conciertos ya históricos en la memoria de la música en el estadio Vicente Calderón, y repitieron viaje hace cinco años, en 1990, con dos actuaciones en Madrid y otras tantas en Barcelona en su gira Jungla urbana.

El concierto del sábado batirá récords. Gijón, una ciudad que desde 1989 se ha convertido en plaza de referencia en el mundo de la música, con la actuación de viejas leyendas del rock, como Tina Turner, David Bowie, Dire Straits, Bruce Springsteen, Prince, Bob Dylan, Deep Purple y Sting en apenas seis años, acogerá pasado mañana su concierto más caro. Los Rolling cobrarán por esta única actuación 163,7 millones de pesetas. El coste del espectáculo para la organización, la Sociedad Mixta de Turismo y Festejos de Gijón, superará los 220 millones de pesetas. Será también el recital más multitudinario, con 45.000 espectadores, 3.000 más que los que habían logrado reunir en la ciudad asturiana Tina Turner en 1989 y Dire Straits en 1992.