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La Casa Blanca estudia el limitado 'menú' de respuestas

Antonio Caño

Estados Unidos busca entre un repertorio muy limitado de opciones qué alternativa ofrecer a los aliados europeos para responder a la situación en Bosnia. Una nueva reunión en la Casa Blanca de la plana mayor del equipo de seguridad y política exterior de la Administración de Bill Clinton estudiaba ayer la posibilidad de lanzar ataques aéreos sobre las fuerzas serbias que acosan los enclaves teóricamente protegidos, pero Washington quiere que eso se haga sin esperar la autorización de las Naciones Unidas.El debate en Estados Unidos refleja, en realidad, la frustración general sobre la respuesta internacional a esta crisis. El Gobierno norteamericano ve con dudas crecientes la propuesta francesa de actuar militarmente, pero tampoco quiere pasar a la historia como el que obstaculizó un gesto humanitario en Bosnia. Así pues, todo es tomado en consideración, analizado, condicionado y, en última instancia, olvidado.

Ha sido oficialmente tomada en consideración, por ejemplo, la opción de prestar cobertura y transporte aéreo a las tropas de las fuerzas de reacción inmediata que acudieran a proteger los enclaves musulmanes.

Sin embargo, los expertos han advertido que esa operación pondría en riesgo las vidas de los norteamericanos que pilotaran' los helicópteros necesarios para su ejecución. Y, como consecuencia, podría terminar implicando a Estados Unidos en la guerra.Bombardeos previos

Para evitar eso, el Gobierno estadounidense quiere que, antes de enviar sus helicópteros, se tomen medidas para eliminar, o reducir al menos, la capacidad de fuego de las fuerzas serbias. Para ello, según consideraban ayer los más altos funcionarios de la Administración, una de las alternativas sería la de los bombardeos. "Estados Unidos no va implicarse a menos que pueda tomar todas las medidas que sean necesarias para proteger a sus propias fuerzas de combate", ha advertido Richard Holbrooke, secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos.

Estados Unidos quiere, además, que los bombardeos pueden ser ejecutados de forma expedita y en el momento en que sean necesarios. Para eso, como ha dicho el secretario de Estado, Warren Christopher, "el papel de la ONU es un poco limitativo".

Esto plantea nuevas diferencias entre Estados Unidos y sus aliados europeos, que siempre han sido reacios a los ataques aéreos porque consideran que suponen un peligro para los cascos azules sin que haya mucho que ganar a cambio.

Mientras las diferencias continúan, Estados Unidos prefiere seguir utilizando la teoría de que son los europeos los que tienen que elaborar un plan claro y viable de acción, al que Washington contestará después.

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