Yo acuso a la pesca ilegal

Una evidencia se impone los recursos están sobreexplotados, la pesca ilegal continúa haciendo estragos y las Administraciones. responsables del control se muestran, impotentes para afrontar las ilegalidades ¿Debe mos aceptar el laxismo ante las prácticas fraudulentas de algunos pescadores que realizan actividades pesqueras nefastas para los recursos y que van en detrirnento de sus colegas nacionales y extranjeros? La pesca ilegal hace peligrar el frágil equilibrio existente entre los niveles de explotación de los recursos marinos y su capacidad natural de renovación. Por otra parte, los avances tecnológicos, han favorecido un enorme desarrollo de la capacidad de captura de los buques pesqueros. Sin luna gestión: apropiada, los recursos aparecen condenados en el peor de los casos a su desaparición biológica y, más frecuentemente, a una sobreexplotación crónica que se agrava por la captura masiva de peces juveniles. Sin ánimo de caricariturizar, la, situación se puede resumir en lo siguiente:

"Hay 'demasiados' buques pesqueros, 'demasiado' potentes, capturando peces 'demasiado' escasos y 'demasiado' jóvenes".

La situación es tan frágil. que se estima que la Rota pesquera mundial. supone el doble de la que seria necesaria para una explotación plena y estable de los recursos marinos. Se impone, pues, la regulación del acceso a la mayoría de las pesquerías.Esta regulación debe traducirse en una reestructuración de la flota si queremos asegurar la actividad pesquera perenne. De hecho, en el contexto actual, la gestión eficaz de los recursos requiere sacrificios inmediatos que puedan traducirse, a corto y medio plazo, en beneficios económicos para las flotas objeto de la reestructuración y en beneficios biológicos al permitir la reconstitución de los stocks pesqueros. Este escenario comprende acciones a corto y largo plazo, así como aspectos de biología y economía.

Los pescadores cuestionan a menudo el fundamento de las medidas de conservación y esta actitud se extiende. a veces a los responsables de aplicarlas. Esto reviste especial gravedad cuando las medidas de gestión deben ser objeto de acuerdo entre varios Estados y alguno de ellos intenta sacar partido de tales argumentos para, de este modo, aumentar su cuota en las capturas.

Sin embargo, una mayoría parece sumarse cada vez más a los esfuerzos de. las autoridades en pro de un régimen de gestión eficaz y equitativo. Pero este objetivo no podrá alcanzarse si un cierto número de empresas persisten en su actitud anárquica violando de forma flagrante todas las reglas aplicables a la pesca. Estas empresas están amenazando el frágil equilibrio de los recursos y, con sus actividades fraudulentas, desestabilizan toda política pesquera cuestionando la necesaria cooperación internacional. Los intereses legítimos de los pescadores son difícilmente defendibles si algunos de ellos violan las reglas convenidas de gestión pesquera.

El balance de la aplicación de las medidas de gestión de recursos es mediocre en la mayoría de los países, y la Unión Europea no es una excepción. Esta situación incluso ha animado a los "tramposos" a continuar con sus prácticas fraudulentas hasta el punto que la, política común corre el riesgo de desestabilización.

El interés colectivo a largo plazo debe primar sobre el interés individual de los defraudadores, tal es el precio del futuro de la pesca y hay que tomar conciencia de ello desde hoy mismo.

El gran reto de los años venideros será por tanto el asegurar el control real de la actividad pesquera. Hay que habilitar los fondos necesarios para llegar a un control eficaz, al mismo tiempo que se hace necesaria la evolución de la mentalidad de las Administraciones responsables del control.

El control de los pescadores se identificaba, hace algunos años, con un acoso injustificado por parte de las Administraciones. Los profesionales de la pesca y los responsables del control y de la aplicación de sanciones no parece que estén siempre convencidos de los factores ligados al fraude. Ha llegado el momento de que las Administraciones asuman sus responsabilidades y emprendan una verdadera acción contra la pesca ilegal.

El debate que se está desarrollando a nivel internacional trata de establecer las reglas para una pesca responsable, forzando, al mismo tiempo, las reglas. de cooperacion entre los Estados. Los Estados individuales podrían inspirarse en este debate internacional para reforzar las estructuras en cuyo marco la cooperación regional pueda llevarse a cabo.Emma Bonino es la comisaria europea de Pesca.