El fuerte olor del hachís y el tabaco
El olor del hachís es tan fuerte en el Estrecho como los del petroleo, el dinero sobado y el miedo. El de chocolate es otro de los tráficos que se han reactivado. Las buenas cosechas de cannabis en el Rif y la persistente demanda de los consumidores europeos hacen que todos los días caigan varios alijos en la aduana del puerto de Algeciras. EL PAÍS fue testigo en los últimos días de la detención de varios camellos españoles que llevaban desde 150 gramos en una mochila hasta 30 kilos en el depósito de gasolina pasando por 760 gramos en la vagina. Lo gordo, sin embargo, son los cientos de kilos que puede transportar un camión o un pesquero. El hachís interceptado por la Guardia Civil es ya de 48 toneladas anuales.Gibraltar, de donde viene en lanchas rápidas el contrabando de tabaco, es un tercer quebradero de cabeza para los centinelas españoles. La Unión Europea acaba de obligar a España a no exigir pasaporte a sus ciudadanos a la entrada del Peñón, pero no puede impedir que la Guardia Civil realice a la salida rigurosos controles aduaneros. Ello causa esperas de dos o tres horas al volante del automóvil. Las autoridades, de Gibraltar las amenizan con unos carteles en los que denuncian los intentos de anexión españoles, reivindican el derecho a la autodeterminación y piden a las víctimas de las colas que denuncien el 'laso ante el Parlamento Europeo.
"Eso puede estar bien como broma", dice un alto funcionario del Gobierno Civil de Cádiz, "pero lo realmente serio es que la economía de Gibraltar está en decadencia por la reducción del personal militar británico, la poca actividad de sus astilleros y su pérdida de atractivo como lugar de compras. Así que bastantes gibraltareños se dedican al contrabando de tabaco y, cada vez más, de hachís. Y las autoridades del Peñón hacen la vista gorda". El sábado, la policía gibraltareña reaccionó a esas acusaciones, se apoderó de 55 planeadoras y se enfrentó a unos 300 airados llanitos.
Y es que en todos los rincones cuecen habas en materia de picarescas. Que se lo digan a esos chavales españoles que venden a los extenuados inmigrantes marroquíes cupones caducados de la ONCE.
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