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CiU reprocha a González que pierda la oportunidad de dar un calendario electoral

Anabel Díez

La coalición nacionalista CiU sigue un camino lento pero cada vez menos dudoso de ruptura controlada con el Gobierno socialista. El presidente del Gobierno, Felipe González, por su parte, ha aceptado el pulso y desoye las peticiones de los nacionalistas con total soltura. Ayer mismo, no satisfizo la petición de CiU de aprovechar el debate parlamentario sobre el semestre europeo para fijar objetivos y un calendario electoral. Algo que el portavoz nacionalista, Joaquim Molins, le reprochó con dureza.La agresiva actitud de CiU durante el debate sobre la presidencia española de la UE no parece haber afectado al líder socialista, que respondió en los pasillos del Congreso con un sucinto "no creo" a la pregunta de si creía que peligraba la estabilidad del Gobierno.

González no entró al trapo que le tendió el nacionalista catalán Joaquim Molins ni tampoco al del peneuvista Iñaki Anasagasti. El líder socialista se limitó a afirmar que, frente a la opinión de CiU de que ayer era. el día para hablar de política nacional y fijar objetivos para los próximos meses, esa no era su opinión y que tiempo habría para hablar de esas cuestiones.

El portavoz de CiU recordó al presidente, con tono de sentimiento, que había perdido una oportunidad. Hace cinco días CiU propuso a González que aprovechara su comparecencia en el Congreso para hablar de temas europeos y que uniera a éstos el calendario político para la vida nacional, lo que puede traducirse en la fecha de las elecciones, y de objetivos de la política española.

"Está usted en su legítimo derecho de no hacer caso, pero creo que comete un error y el camino que ha elegido no proporciona estabilidad". Molins terminó diciendo, de nuevo en un tono de advertencia: "Es su decisión y es su responsabilidad". Repitió estas frases al final de su intervención, lo que dio una sensación de despedida.

Reducción del déficit

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Antes, Molins habló de los presupuestos. González insistió ayer en que la reducción del déficit es imprescindible, por lo que los presupuestos para 1996 serán restrictivos, excepto en sanidad, pensiones y gastos sociales. Las propuestas de CiU, según versión socialista, o bien incrementan el déficit o afectan al gasto. Molins lo ve de otra manera: "En esa lucha contra el déficit entendemos que existen unos inútes que son los de la necesidad de impulsar la actividad económica y la creación de empleo, así como el mantenimiento del Estado de bienestar".

Antes, el portavoz nacionalista se había referido a la crisis desatada por el escándalo del Cesid y aseguró que la inestabilidad creada no se solucionaba tan sólo con la asunción de responsabilidades políticas y que la presidencia española tampoco la consolida. González no entró en el meollo político y pasó a explicar a Molins la necesidad de reducir el déficit.

El portavoz peneuvista, Iñaki Anasagasti, también echó leña al fuego y reprochó a González que no hubiera hablado con los líderes de las fuerzas políticas para preparar esta presidencia. "Parece que estamos ante su presidencia y no ante una presidencia colectiva". Anasagasti dio una pirueta y preguntó por el sucesor al frente del Cesid del teniente general Emilio Alonso Manglano: "Si usted nombra a un militar en vez de a un civil, no reconoceremos al Partido Socialista de Pablo Iglesias". González, en tono sentido, reprochó a Anasagasti que hiciera distingos entre personas por ser civiles o militares.

Los socialistas, tras escuchar al portavoz de CiU, no albergan dudas de que habrá ruptura e incluso ya hay apuestas mayoritarias favorables a la tesis de que los nacionalistas no votarán a favor de los presupuestos. Por la actitud de González también está claro que la capacidad de plegarse a los requerimientos de CiU está llegando a su límite.

Estos interlocutores precisan que Pujol tiene dificultades para explicar la ruptura si se basa en los presupuestos y en la presentación de un nuevo supuesto de despenalización del aborto. La exigencia de aumento de déficit no resulta fácilmente explicable para su electorado, interpretan, y seguir a Unió en el asunto del aborto tampoco ofrece una imagen cómoda para Convergència.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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