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EL DEBATE DE LAS ESCUCHAS

Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la política de derechas y se unan a IU

No le dejaban hablar. Le gritaron "Asturias" [referencia a la falta de acuerdo que puede llevar al PP al Gobierno en esta comunidad]. Murmuraron y hasta se oyó alguna risa sarcástica. Julio Anguita, terno impecable, impasible y serio, la mano en el bolsillo, sin descomponer el gesto, esperó a que remitiera "el clamor" y repitió que "los pactos, las componendas y los acuerdos con CiU" llevan al PSOE a una política de derechas. Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas que apoyan políticas neoliberales.El coordinador general de IU y ayer portavoz del grupo parlamentario IU-IC tendió su mano -bien es verdad que más parecía cerrada en un puño- a los parlamentarios socialistas. Y les recordó que, al final, los conceptos de izquierdas no están en las siglas, sino en las políticas que se hacen.

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Gritos, rumores, murmullos y susurros

Había pedido elecciones anticipadas, había dicho que él ya habría presentado, si tuviera suficientes diputados, la moción de censura. Había hablado del Cesid, para decir que era absurdo que la investigación de lo sucedido se le encargara al propio Manglano -"es como poner a la zorra a guardar el gallinero"-.

Anguita, además, negó credibilidad a las explicaciones de Serra y González. Y no es que no les creyera, es que además acusó al propio González de ser él "el auténtico problerna". Le reprochó que intentara soltar lastre con las dimisiones de Serra y García Vargas y terminó pidiéndole que si había "compló o conjura, tenía que denunciarlo, dar nombres, aquí, en el Parlamento". "La sociedad no se ha conmovido con la publicación de las escuchas", contestó a uno de los argumentos del presidente, "se ha conmovido por ese atentado a los derechos constitucionales".

La intervención de Anguita estuvo claramente dividida en dos partes. La primera fue un largo rosario de preguntas, de reproches, de puntualizaciones dirigido a Felipe González. Para la segunda parte reservó sus mejores golpes. Se dirigió a los escaños socialistas "aun a riesgo de que mis palabras sean interpretadas torticeramente, manipuladas..." (se oyeron los primeros rumores) y les recordó qué habían ganado el "escaño en buena lid" pero "golpeando los viejos miedos de este país: que viene la derecha".

Los rumores eran ya clamor -como el mismo Anguita dijo- cuando el coordinador de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquélla "que vota a la reforma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor rayaba en escándalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono. El de voz, porque endureció aún más el contenido preguntando a los socialistas: "¿Con qué fuerza vais a protestar por unas políticas que ahora estáis haciendo vosotros?". Les recriminaba y les abría los brazos: "La izquierda os necesita". Y les reprochaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los pasillos", porque eso es "mantener una agonía terrible y ominosa para la izquierda y para el país".A los reproches de González y del portavoz socialista -Joaquín Almunia sobre los cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales seguidos por IU, Anguita, elevando el tono -ahora sí- vino a decir que, al fin y al cabo, si no tomaba café con González, era porque éste no quería saber nada con ellos.

El líder de IU reclamó también que el PSOE explique su acuerdo con CiU, so pena de que la ciudadanía piense que se trata de una "componenda" y "al afianzarse esta convicción, responsabilidad y corresponsabilidad unifiquen en un solo sujeto ambas partes: González y Pujol, Pujol y González".

Julio Anguita terminó su intervención haciendo un llamamiento que, a tenor de lo que lo diputados socialistas expresaban con sus murmullos y sus gritos caía como la voz que clama en desierto: "Ni queremos estar solos ni es conveniente. Os esperamos para discutirlo. Os esperamos andando. El tiempo se acaba".

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