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Major comprueba que no tiene el apoyo unánime de su Gobierno

La suerte de John Redwood, ministro para Gales en el Gabinete de John Major, parece estar echada. Sus reticencias a expresar públicamente su apoyo al primer ministro en la batalla interna por la recuperación del liderazgo tory le convierten en una baja segura en un futuro Gabinete, si Major consigue salirse con la suya. En todo caso, la actitud de Redwood, ahora presionado por la derecha del partido para que desafie a Major en estas elecciones, ha servido al primer ministro británico para constatar que no cuenta con el apoyo unánime de su Gobierno, en contra de lo que aseguró el pasado jueves.

Ayer, Major reconoció que está "sorprendido" por la conducta de Redwood, con el que dijo que no ha mantenido ningún contacto desde el miércoles, un día antes de hacer pública su decisión de someter su liderazgo a una votación interna del partido. Major añadió después que, hasta ese mismo día, no comunicó a su Gabinete lo que planeaba. Según otras versiones, fue Redwood el único ministro en enterarse por los medios de comunicación de la decisión de Major.Redwood, un frío y calculador euroescéptico, ha mantenido la incógnita de su decisión futura -si se opondrá o no a Major el 4 de julio- a lo largo del fin de semana- que pasó en su casa de campo de Berkshire. Como anunció el viernes, hoy romperá su silencio con una declaración cuyo contenido es esperado ansiosamente por el Partido Conservador.

De alguna forma, el interés del ala derecha tory parece haberse desplazado del ex ministro de Hacienda, Norman Lamont, al imperturbable John Redwood, después de todo un miembro del Gabinete que prestaría a la contienda con Major un mayor nivel.

Lo que parece ya fuera de dudas es que el primer ministro fue demasiado optimista a la hora de medir los apoyos con los que podía. contar para vencer por goleada en la primera vuelta de las elecciones internas, el martes 4 de julio.

Efímeros respaldos

Fuentes de su propio partido reconocían estos días lo efímeras que pueden resultar las palabras de apoyo en una contienda en la que el voto es secreto. A título de ejemplo, David Evans, uno de los 18 miembros de la ejecutiva del poderoso Comité 1922 (que representa a las bases parlamentarias tories) dijo ayer que no está decidio a votar por Major, a las 72 horas de que el presidente del grupo, Marcus Fox, anunciara que los 18 miembros apoyarían al primer ministro.Entre tanto, Major ha concentrado sus esfuerzos en intentar desmenuzar su política ante todas las audiencias posibles. Lo mismo que hiciera el sábado ante dos centenares de responsables medios de su partido, ayer, en una larga entrevista en el programa On the record de la BBC, insistió en defender la política europea que ha desarrollado hasta ahora.

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El primer ministro se defendió con uñas y dientes del acoso del presentador, que intentaba obtener una respuesta clara en el tema de la moneda única. "No puede descartar que un día el Reino Unido se sume a esa iniciativa", dijo Major, quien parece basar su ambigüedad en la certeza de que, con un panorama en el que todo apunta a que la decisión no se tome hasta 1999, no se trata de una cuestión acuciante.

Major parece decidido a dar la batalla en el mismo terreno en el que se ha venido moviendo hasta ahora. Otra cosa es si el partido está dispuesto a seguir aceptando su indefinición y tomarla como simple centrismo. A medida que se aproxima la fecha límite para presentar las candidaturas por la presidencia del partido tory, se hace más evidente que será en el seno del actual Gabinete que preside Major donde se desarrolle la batalla.

El dominical News of the World rompía ayer una lanza en favor del ministro de Trabajo, Michael Portillo, y aseguraba que es el único que puede conducir a los conservadores a otro éxito electoral. Portillo y el ministro de Industria y Comercio, Michael Heseltine, parecen cada vez mejor colocados, aunque no es probable que se presenten a las elecciones en la primera vuelta.

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