Las escuchas del Cesid
Censuro y repruebo, como español que apoyó la democracia en el referéndum nacional del 6 de diciembre de 1978, la actuación del Centro Superior de Investigación de la Defensa por sus recientes actividades ilegales, del todo contrarias al derecho a la intimidad amparado por la Constitución.Entiendo que el agente adiestrado para la realización de las actividades secretas de escuchas ilegales obraría con conocimiento no sólo de su mando militar, sino también de la persona política a quien sirve.Siento y lamento estos hechos delictivos cometidos precisamente por quienes tenían el deber de velar para que no hubieran ocurrido. Intuyo las secuelas de semejante delito perpetrado al amparo del ejercicio del poder depositado en los representantes de los españoles amantes de las libertades democráticas.
Digo que, si en los países que se dicen democráticos, la ley ha sido aplicada con todas sus consecuencias, una vez probada la culpabilidad del presunto delincuente, por alto que fuera su rango político, también ahora la justicia española debería actuar con diligencia en asunto tan grave, donde están en juego los inalienables derechos de la ciudadanía.
Con respecto a las escuchas del Cesid, yo, como Santo Dominguito Savio, no me inmuto y sigo jugando.
No debo tener ni qué escuchárseme, ni lo que pueda decir sea motivo de chantaje.
Respecto a eso, Dios escucha y ve todo desde su ojo intriangulado, y hemos callado o hablado en los confesionarios, sin reparar en ello.
El Estado ve y escudriña toda a través de la Conciencia, de la Culpa, y ahora, encima, lo agrava en soporte magnético: el cotilleo tecno-teológico de la aldea nacional, global, etcétera.
El escándalo es por ambos lados: el escandalizado, que teme ser escuchado, y el escandalizador en sus dos modalidades: hechos y propaganda (¿agit-prop o pop?).
Pero creo que es más grande el temor de quien no tiene sus manos limpias y clamando oculta sus vergüenzas; temo más a quien alimenta el miedo e inseguridades de la gente corriente (el pequeño hombrecito) con la pedagogía de los escándalos, que al escándalo en sí.- Básico Rodríguez. Soben, Lugo.
El Gobierno está justamente indignado: después de acusársele de que no atendía a lo que decía la gente, ahora se le denuncia porque escucha a todos. Sin duda, no merecemos un Gobierno que se interese tanto por nosotros. Así, es de esperar que un día decida tomarse por fin unas vacaciones, que serían un descanso para todos.-Carmen Maroto Suárez. Madrid.
Espía: persona que con disimulo y secreto observa o escucha lo que pasa, para comunicarlo a quien tiene interés en saberlo. Esta definición es de diccionario. M16, CIA, Mosad, KGB... términos y siglas de los servicios secretos de distintos Estados que a todos nos resultan familiares. Se dedican a lo mismo. Unos con más medios que otros; pero todos, citados Y no citados, se rigen por similares coordenadas. Su trabajo: comunicar a quien tiene interés en saberlo (los Estados a quienes prestan sus servicios) sobre. lo que pasa o escuchan,, actuando siempre con disimulo y secreto.
En base a esto, no parece muy disparatado que uno de sus trabajos consista en recoger las ondas hercianas que circulan por el aire. Ondas, por otra parte, que no portan ningún distintivo que las identifique como pertenecientes a alguien en concreto; aunque puede ocurrir, no obstante el que el espiador de turno insista en un área determinada de frecuencia con el ánimo de continuar con éxito una investigación planificada.Es de suponer que, aunque sólo sea por una cuestión de, eficiencia, todo material recogido que no interese expresamente al objetivo de dicha, investigación (teóricamente, la seguridad del Estado) debería ser destituido inmediatamente.
Si nos atenemos a estas premisas, que no considero muy desencaminadas respecto al trabajo que pueda desarrollar cualquier servicio de seguridad de cualquier Estado, lo que ha fallado no es sólo la última parte del trabajo (la destrucción del material no interesante), sino que además se ha vendido o cedido a un medio de comunicación privado que a su vez lo ha sacado a la luz pública y, según parece, habiéndolo manipulado previamente.Podemos hacer las cábalas. que queramos (todas legítimas, por supuesto) y respecto a las responsabilidades políticas que este suceso pueda acarrear al Gobierno, pero parece suficientemente claro que existen también unas responsabilidades penales que atañen al espiador que vendió o cedió la información, y al medio de comunicación que (cada dia están más claros sus intereses y objetivos) sirve de vía canalizadora a los desmanes de un "más que presunto" delincuente.-Alfonso Ávila Peña. La Coruña.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Ministerio de Defensa
- Caso escuchas Cesid
- Escuchas telefónicas
- Cesid
- Constitución Española
- Funcionarios
- Presidencia Gobierno
- Función pública
- Intromisión intimidad
- Servicios inteligencia
- Fuerzas armadas
- Seguridad nacional
- Espionaje
- Corrupción política
- Corrupción
- Casos judiciales
- Parlamento
- Fuerzas seguridad
- Gobierno
- Defensa
- Ministerios
- Sucesos
- Administración Estado
- Delitos