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La holgada mayoría de Ruiz-Gallardón le permite regalar un cargo a IU

Javier Casqueiro

El primer pleno de la cuarta legislatura de la Asamblea de Madrid fue una sesión institucional de gestos, poses y regalos. No había lugar para tensiones. Tampoco para negociar ningún pacto. La holgada mayoría absoluta de que disfruta el presidente electo del Partido Popular, Alberto Ruiz-Gallardón, 54 diputados sobre 103, le permitió comenzar su periplo al mando de la Comunidad con un ofrecimiento a la que será, teóricamente, su oposición más radical.El PP podría haber acaparado ayer cinco de los siete miembros que se eligieron para la -Mesa de la Asamblea (el órgano de gobierno de la cámara regional, formado por los únicos parlamentarios autonómicos retribuidos con un sueldo). Eso fue exactamente lo que hicieron PSOE e IU cuando disfrutaron en los últimos años de esa posición de dominio. Los dos restantes debían pertenecer, por su representación en la Cámara, al partido socialista. Pero Ruiz-Gallardón cedió a Izquierda Unida uno de esos cinco cargos que tendría que rellenar el PP.

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Fue un regalo perfectamente medido y meditado.

El PP promete no usar su mayoría como un rodillo. La obsesión de Ruiz-Gallardón por transmitir un talante negociador en su primera experiencia como gobernante no admite cabos sueltos. Ayer, tras el primer pleno convocado para la elección del nuevo presidente del Parlamento -el poeta y periodista Juan Van Halen-, aprovechó para asegurar que no permitirá. que se arrase la labor fiscalízadora de la Cámara pese a contar con un Ejecutivo respaldado por una mayoría absoluta.

Para respaldar estas palabras, Ruiz-Gallardón recordó que se había comprometido a acudir periódicamente al Parlamento para someterse a su control, si bien no ha concretado ni plazos ni método.

Todos los movimientos y actuaciones del PP que está a punto de gobernar con mayoría absoluta la Comunidad de Madrid son escrutados y analizados. Hasta se observó cierta expectación ayer ante el primer pleno de la IV legislatura de la Asamblea de- Madvid, pero no porque pudiera surgir cualquier sorpresa. La sesión tenía un objetivo casi burocrático y, por tanto, transcurrió y se superó con un guión largo y aburrido. Diputados de la oposición y periodistas examinan los mínimos detalles de los diputados del PP para descubrir cualquier signo de prepotencia. No los hubo. Al contrario, la consigna es cuidar todo para demostrar lo contrario. Hay un compromiso de Ruiz-Gallardón de n9 utilizar la mayoría absoluta como un rodillo. Las más de dos horas que duró la sesión se entretuvieron entonces en un continuo paseillo de los 103 diputados desde sus escaños a la urna. Así siete veces. Primero para votar al nuevo presidente, Juan van Halen (PP). Y luego para hacer lo propio) con el vicepresidente primero, Pedro Núñez (PP); vicepresidente segundo, Fernando Abad (PSOE); vicepresidente tercero, Jaime Ruiz QU); secretario primero, Tomás Burgos (PP); secretario segundo, Virgilio Cano (PSOE), y secretaria tercera, Esther García (PSOE).

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Van Halen también recibió en su ratificación como nuevo presidente de la cámara, el segundo cargo institucional de la región, dos presentes. El primero, al sumar, en el escrutínio, más votos de los esperados. El PP tiene 54 parlamentarios y el nombre de su candidato, sin embargo, apareció en 55 papeletas. No se supo quién fue el diputado del PSOE o de IU que respaldó a Van Halen. Ni si fue una broma o un simple error de sobre. Porque ambos partidos habían decidido, en un detalle que agradeció el propio Van Halen y también Alberto Ruiz-Gallardón, votar en blanco y no presentar un candidato alternativo. Este otro regalo fue muy valorado en el PP, porque de esta manera Van Halén puede ejercer, efectivamente, como presidente de todos los diputados sin la reprobación de unos votos contrarios de PSOE e IU que estaban predestinados nada más que a la objeción simbólica.

Van Halen, poeta, escritor, periodista en excedencia de Radio Nacional de España (RNE) y, sobre todo, político, pronunció, naturalmente, un discurso institucional. Esperado. Aprovechó para recordar que la Asamblea, en estos años, se ha consolidado, que ya tendrá solventado el problema de la nueva sede dentro de dos años y anuncié que quiere abrir más la institución a la sociedad madrileña. Luego barrió para casa. Es decir, para los periodistas. En una intervención de apenas cinco folios dedicó varios párrafos a la prensa, a su función y a prometer más medios para dignificar las tareas que los medios de comunicación desempeñan -ahora, casi clandestinamente, por sus pasillos.

Los mismos pasillos en los que, una vez abordado por su ex compañeros de profesión, utilizó un arrebato lírico para definirse: "Un poeta sirve para lo mismo que todos los demás hombres y, además, hace versos". Agradeció el voto anónimo de cortesía de algún diputado de la oposición y prometió que no dejará de escribir e incluso de presentarse a premios como El Soneto del Millón. Un certamen en el que ganó 1.000.000 pesetas, con la composición Cuando un hombre se mira en el espejo.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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