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Grave crisis en Egipto por el plan gubernamental de silenciar a la prensa

Un torpe intento por intimidar a la oposición ha puesto al Gobierno egipcio al borde de la más grave crisis en casi una década y, salvo intervención inmediata del presidente Hosni Mubarak, los críticos de éste van a anotarse una histórica victoria con el estallido, el sábado, de la primera huelga general de la prensa. Mubarak sostenía consultas anoche para desactivar el más vigoroso desafío al régimen desde la rebelión de los policías pobres en 1986.

"No habrá compromiso. Iremos. a la huelga", declaré un portavoz del comité de huelga del sindicato de periodistas, cuya protesta es apoyada por al menos una veintena de sindicatos dominados por islamistas, izquierdistas e incluso dóciles dirigentes siempre atentos a los favores del sistema. Emplazado a anular enmiendas a la ley de prensa, Mubarak tampoco. parece dispuesto a ceder. "Todos saben que es un hombre testarudo y que no va a dejar que se le impongan condiciones", dijo ayer un alto funcionario.La nueva ley fue aprobada de madrugada por un Parlamento dominado por el Partido Nacional Democrático (PND) de Mubarak desde el pasado 28 de mayo. Esa ley prevé sentencias de hasta 15 años de cárcel y multas de más de 700.000 pesetas contra periodistas acusados de delitos de libelo y difamación. El sindicato de periodistas, presidido por el director del diario sernioficial Al-Ahrám-Ibrahim Naife (quien en circunstancias normales es un confidente de Mubarak), denuncia esa ley como violación de la libertad de. expresión y burdo truco policial para silenciar acusaciones de corrupción en altos niveles del régimen.

La más vaga alusión a delitos oficiales o la publicación de "noticias falsas que pongan en peligro la paz y seguridad sociales" o que causen "daño a los intereses económicos de la nación" pueden poner a un periodista en el calabozo. Tal perspectiva es espantosa, por la situación de las cárceles.

Bajo la legislación de emergencia que rige en Egipto desde 1981, los partidos no pueden realizar manifestaciones. El único vehículo que poseen son sus periódicos, y ahí está la trampa al ser impresos en rotativas,y papel del Estado, están sujetos al capricho del Gobierno. Mahmud el Hobeidi, representante de la proscrita pero poderosa organización de los Hermanos Musulmanes, arrancó las, más estruendosas ovaciones durante una reunión, pro movida por los periodistas hace tres días, cuando acusé al Gobiemo de utilizar la nueva ley de prensa para eliminar todas las libertades. Lo que transforma el movimiento de los periodistas egipcios en un fenómeno aglutina dor sin precedentes es el hecho de que la1críticas no se limitan al sector islamista o a los izquierdistas, ambos en guerra contra el régimen prooccidental y amigo de Israel. Tal es, el grado de repudio contra la nueva ley, al que cada día se suman plumas famosas. Mohaminad Heikal, el más prestigioso comentarista egipcio y amigo íntimo del difunto presidente Gamal Abdel Nasser, escribió hace unos días que la nueva ley revela que, el Gobierno ha que dado "peligrosamente fuera de contacto con la realidad y está, tratando de afianzar su autoridad castigando a sus críticos en lugar de enmendar sus errores".

"Noticias desfavorables"

J. C. G. La captura de Hassan (El Cebolla) Ramadán, -el más famoso ladronzuelo de -El Cairo, dio lugar a grandes titulares, y no sólo por su admirablemente precoz talento criminal. Tiene 12 años y, como la mayoría de la población de Egipto, creció en la más absoluta pobreza. "Bajo este régimen, los peces gordos no caerán jamás", dice a EL PAIS Magdí Ahmad Husseini, director de Al Shaab, el combativo y popular diario de oposición. Husseini ha pasado por la cárcel por sugerir que, mientras la policía persigue a rateros. de poca monta, ladrones y embrollones de gran calibre campean impunemente por los anchos vestíbulos del Poder. "Hasta hoy nadie ha sido procesado por corrupción en Egipto y no es que falten candidatos", afirma.

Nabil Zaki, subdirector del diario semioficial Al-Akhbar, dijo hace poco que bajo la nueva ley de prensa un periodista puede acabar en una celda Por las razones más descabelladas. "Si escribo, por ejemplo, que el cielo está nublado, puedo acabar en la cárcel, porque alguien me acusará de que me refiero al clima político.

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