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Duelo en el mar del Norte

La Shell pretende sumergir hoy la plataforma petrolera ocupada por dos ecologistas

Isabel Ferrer

Olas de un metro de altura y vientos con fuerza en aumento acompañaban ayer por la tarde a la flotilla de barcos que conduce a su destino, una fosa atlántica a más de 2.000 metros de profundidad, a la plataforma petrolera Brent Spar. En la comitiva, un grupo tan heterogéneo como mal avenido. Dos remolcadores de la propietaria, la multinacional Shell, arrastran la plataforma. Tres navíos a su cargo portan cañones de agua que han usado ya contra los ecologistas. En la plataforma permanecen desde el viernes dos voluntarios de Greenpeace, organización que lucha por impedir el hundimiento.El mejor buque de Greenpeace, el Solo, debe llegar hoy a unos 200 kilómetros al noroeste de las islas Hébridas, frente a Escocia, punto escogido por la compañía anglo-holandesa para la inmersión de la vieja plataforma. Y aquí debe resolverse un litigio que los ecologistas no desean ver convertido en un precedente. En el mar del Norte hay ahora otras 200 plataformas similares que podrían ser destruidas del mismo modo.

Greenpeace no ha querido desvelar su estrategia para hoy, pero afirma que no desalojará a sus dos activistas. "Si la Shell pretende hundir la Brent Spar, tendrá que sacarnos primero a la fuerza". El barco Solo, equipado con una pista para helicópteros, estará allí. Otro buque del conocido grupo ecologista, así como la Marina británica, siguen también el accidentado viaje.

En Londres, entretanto, el primer ministro, John Major, apoyó ayer sin reservas los planes de la Shell. Dijo que llevar la plataforma a tierra era una propuesta "increíble". Luego desechó toda sugerencia de revocar. el permiso oficial. Sus oponentes liberal-demócratas" por el contrario, han secundado a la oposición laborista. Ambos partidos aprueban el boicoteo pacífico de las gasolineras de Shell en el Reino Unido. Peter Hain, diputado laborista, ha recordado, además, que será difícil evitar inmersiones similares si ésta se consuma. El Ministerio de Medio Ambiente ya había calificado de irresponsable la campaña ecologista. Por su parte, el ministro alemán de Economía, Günter Rexrodt, apoyó el boicoteo contra la Shell.

Como suele suceder en otros contenciosos de medio ambiente, las partes enfrentadas esgrimen argumentos que parecen irrefutables. Los directivos de Shell no se cansan de repetir que sumergir la plataforma resulta más seguro y económico que remolcarla a la orilla. Desmontar en tierra una instalación que contiene aún productos contaminantes comporta, según ellos, mayores peligros.

Greenpeace afirma lo contrario: cuando la plataforma se pose en el fondo puede liberar el plomo, arsénico y mercurio que contiene, además de los sedimentos tóxicos y las láminas radiactivas, que contaminarán el entorno marino.

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