El sector aeronáutico europeo pugna por arañar mercado al norteamericano

El Salón Aeronáutico de Le Bourget, celebrado durante los pasados ocho días en las afueras de París, ha dado el pistoletazo de salida a una carrera comercial que puede acabar en conflicto. Estados Unidos intenta mantener la hegemonía absoluta en el sector de la construcción de aviones, mientras la Unión Europea intenta consolidar la brecha abierta por Airbus en los últimos años. Se entra en una "fase de hipercompetitividad", en palabras de Louis Gallois, presidente de la firma francesa Aéroespatiale.

La impresión es cada vez más generalizada. Después de la "guerra del automóvil" entre Washington y Tokio, el próximo conflicto puede ser aéreo. La industria aeronáutica Mundial ha atravesado una dura recesión en los últimos cuatro años. Pasado lo peor, los dos "gigantes" estadounidenses, Boeing y, en menor medida, McDonnell Douglas, intentan recuperar su hegemonía frente a Airbus, que ha conseguido hacerse con un 40% del mercado del transporte aéreo.Cuentan con dos armas: la devaluación del dólar, que ha reducido entre un 15% y un 20% el precio de sus aparatos, y la apuesta del presidente Bill Clinton en favor de los constructores aeronáuticos.

La Casa Blanca no se ha limitado a incluir la industria de la aviación dentro de los llamados "sectores estratégicos", lo que supone una ampliación de las ayudas financieras indirectas. El propio Clinton se ha implicado, negociando personalmente con las autoridades de Arabia Saudí una extraordinaria operación de venta de 60 aviones civiles de Boeing y McDonnell Douglas a la compañía aérea Saudia.

Competencia más leal

Tanto el presidente de Francia, Jacques Chirac, que inauguró el Salón de Le Bourget, como el primer ministro, Alain Juppé, quien lo visitó el sábado, reclamaron de Estados Unidos una competencia más leal. Frente a la devaluación del dólar, Chirac exigió el establecí miento de "una política de preferencia europea en materia de compras", esto es, la creación de mecanismos proteccionistas en el mercado de la Unión Europea.Juppé, por, su parte, afirmó la necesidad de "constituir empresas europeas más poderosas, capaces de mantener su independencia y su presencia en el sector". Los fabricantes europeos se quejaban, mientras tanto, de supuestas prácticas desleales estadounidenses. Se citaba, por ejemplo, una oferta de aparatos Boeing 737-600 realizada a una compañía escandinava a un precio inferior a los 18 millones de dólares por unidad, por debajo del coste de fabricación. También se reclamaba más ayuda financiera de Bruselas, señalando la descompensación entre las subvenciones recibidas por la agricultura (casi seis billones de pesetas anuales) y las recibidas por la industria aeronáutica, inferiores a los 50.000 millones de pesetas.

En el mercado militar, la competencia es igualmente dura entre los dos grandes líderes del mercado. Estados Unidos ha hecho alarde de su capacidad tecnológica en el Salón de Le Bourget, permitiendo un breve atisbo (poco más de una hora) del bombardero "invisible" B-2.