Radchenko asegura al Racing
El conjunto cántabro, con buen fútbol y presión, doblegó al Oviedo
El Racing logró la permanencia con dos asistencias. La de Radchenko, que dio origen al gol que acababa con todas las especulaciones. La segunda, del bielorruso Zigmantovich, que permitió al ídolo Radchenko hacer una diana que le coronó aún más como el futbolista más querido, junto con Setién, por la afición santanderina.Todo fue cuestión de un minuto. El Oviedo tenía controlado el partido, jugaba mejor y hasta dispuso de tres oportunidades de gol en los minutos 7 (cabezazo de Carlos), 10 (lanzamiento desviado de Oli) y 30 (volea de Alfredo), cuando surgió la genialidad de Radchenko. El ruso, que está a punto de marcharse al Celtic de Glasgow por 450 millones de pesetas, quebró a su marcador en el centro del campo, se fue recto hacia la portería y vio desmarcado a su paisano Popov a la derecha. Popov no tuvo más que remachar con toda su alma para marcar un gol que desequilibraba todo lo que hasta entonces ocurría. Segundos después, sin llegar a los 60, otra contra racinguista provocó la expulsión de César, con lo que el Oviedo se quedó con una menos y todo fue más fácil para los cántabros.
El Racing empezó con ganas que demostró con una inhabitual, y constante presión sobre su rival. El Oviedo quería pero tardaba en deshacerse del control de su oponente. Los cántabros parecían querer demostrar de salida que lo mismo que a lo largo del campeonato habían mantenido la filosofía de que jugando al fútbol un modesto como el Racing puede lograr la permanencia, en la jornada término, del campeonato también podían jugar igual pero con un poquito más de presión.
Hay dos tipos de presión en el fútbol. Una, la tímida y para cumplir que desarrollaba el Oviedo. Otra, Ia descarada y agresiva que ejercitaba el Racing. El resultado fue todo lo contrario de lo esperado. A la contra el Oviedo, creó tres oportunidades claras por ninguna los santanderinos. Menos mal que los asturianos carecieron de peligrosidad alguna en lances muy favorables. Los hombres de Miera empezaron a inquietarse, a moverse con excesivas prisas y éstas nunca son buenas aunque uno lo tenga todo a favor.
Durante muchos minutos. el Racing cayó en una excesiva obsesión por triangular el juego que jamás conducía al área rival. No lo hacían con descaro, pero los dos contendientes parecían conformarse con la igualada. Bastaba el empate para que el Racing no volviera a conocer una promoción que hace dos años le llevó a la categoría que ayer tenía muy fácil seguir en ella. Cuando todo parecía conformista y no ir más allá de la igualada, llegó el minuto salvador. El de la genialidad de Radchenko ,y el de la expulsión del astur César. Esa campanada bastó para transformar todo el partido. El Racing se volvió más ofensivo y cerca estuvo de machacar a su diezmado enemigo.
Después del decisivo minuto el Racing se limitó toda la segunda parte a aguantar la discreta ofensiva asturiana. Resaltó el descaro de Iván, un joven de apenas 17 años, y el pasotismo de Jokanovic.
Sólo faltaba el toque populista. Llegó cuafndo Zigmantovich lanzó un preciso pase para que Radchenko, el ídolo indiscutible del Sardinero, marcara el gol que debe ser el de su despedida. Minutos. después el ruso salía a hombros del estadio, y el equipo cántabro daba la vuelta al recinto en medio de la euforia de casi 20.000 aficionados.
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