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Una ciudad completamente cerrada

Ramón Lobo

Sarajevo es desde ayer, por primera vez desde el inicio de la guerra hace 38 meses, una ciudad completamente cerrada. No se puede salir ni entrar. La Armija ha retirado todos los permisos. La razón: la ruta de Igman, la que se ha utilizado en los últimos meses, ya no es segura (nunca lo fue). "Esperamos que sea una medida provisional y se levante la prohición hoy o mañana", dijo ayer una fuente de Unprofor. En la ciudad hay psicosis. Y mucho miedo.Motivos no faltan: los radicales serbios que cercan la ciudad desde los altos de las montafias replicaron a medio día al ataque bosnio de Ilijas. Al menos tres personas perdieron la vida y 10 resultaron heridas. Una de las granadas cayó cerca de la mole gris del edificio de la televisión (donde trabajan la mayoría de los periodistas) hiriendo a dos mujeres que viajaban en un autobús, una de ellas muy grave. Segundos después, una segunda granada explosionó en el tejado de la televisión.

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Carreras, chalecos antibalas, gritos, nervios, psicosis de guerra. Las televisiones cuyas oficinas se asoman a la zona calma de la avenida de los francotiradores, de donde llegaron las granadas, inundaron los pasillos con colchones descoloridos alquilados y sacos de dormir de marca, buscando los muros más gruesos. Otros se colocaron en el arco de las puertas, como si se tratara de un terremoto.

La calle se vació y ulularon las alarmas. Las tiendas bajaron los cierres. La radio ofrecía las últimas novedades: el toque de queda que regía en Sarajevo de once de la noche a cinco de la mañana ha sido expandido de nueve a seis. Los soldados de la Armija empezaron a parar taxis y coches particulares, conminando a bajar a sus austados ocupantes en una requisa de cuatro asientos y conductor gratuito incluido. Era para volar a los refugios.

Ataque a Ilijas

"Si la Armija golpea en Ilijas, los serbios van a hacer pasar muy malos momentos a esta ciudad",, dice alguien de la inteligencia de Unprofor. Ahmela, una joven que se gana la vida parloteando inglés, no le quita un ápice de razón: "Será peor que en el 92".El Gobierno bosnio parece querer alimentar esta estrategia del miedo. El cierre de la ruta de Igman busca, según esta tesis defendida en Unprofor, crear las condiciones para justificar cualquier acción. La radio, controlada por el Gobierno, ha pedido a la población que haga acopio de agua y de comida. Todos han obedecido. Después del ataque de mediodía de ayer, la ciudad es un nido de rumores. Desde los muy optimistas que apuntan que cien carros croatas vienen por Kiseljak para abrir el cerco, hasta los más pesimistas que dicen que habrá miles de muertos.

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