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El corto plazo estrangula a la sociedad española, según la Fundación Encuentro

Una sociedad que busca familia; con índices de asociacionismo y sensibilidad ecológica todavía débiles, pero en crecimiento; que ha experimentado un espectacular auge de la solidaridad con el Tercer Mundo, pero en la que todavía hay grandes deficiencias en el comportamiento cívico. Así pinta la sociedad española el Centro de Estudios del Cambio Social (CECS) de la Fundación Encuentro, dirigida por José María Martín Patino, que presentó ayer en Madrid su segundo informe anual, España 1994, una interpretación de su realidad social.Pero, por encima de todo, tanto Martín Patino como Joaquín Estefanía, director de publicaciones y de la escuela de Periodismo de EL PAÍS, advirtieron del peligro del "cortoplacismo". "Nos encontramos atrapados por la actualidad, es tan sorprendente que no nos deja tiempo para pensar en el futuro. Nos encontramos ante un bloqueo de cortoplacistas; otros le llaman pelotazo" dijo Martín Patino. "La política del instante está aniquilando el pensamiento sobre el futuro español. Los viajes de cercanías se han instalado entre políticos, periodistas y empresarios. La ausencia de pensamiento a largo plazo es una enfermedad de nuestra sociedad", señaló Estefanía.

El informe bebe de estadísticas de organismos como INE, CIRES y CIS para analizar las tendencias sociales. Así, refleja cómo los españoles no renuncian a vertebrarse en torno a la familia. En España, no llegan al 2% las parejas estables que no han formalizado su matrimonio civil o religioso, mientras que en Francia son un 12,4%. El 75% de los españoles mayores de 18 años aspiran a vivir casados.

El informe proporciona una visión caleidoscópica de las mutaciones en la sociedad española a partir de factores económicos y sociales. Estudia la batalla por la opinión pública, el protagonismo de la prensa española y la dimensión social del "escándalo político", que ha influido decisivamente en ese "cortoplacismo ".

En el terreno universitario, el informe señala que hay que introducir la competitividad entre los diversos centros y que no existe verdadera voluntad política de invertir recursos económicos y humanos en la Universidad. El análisis del bienestar se completa con el enfoque sobre la crisis financiera en el sistema de pensiones, "un gasto cada vez más pesado". También se pasa revista al ocio como producto de masas y a sus nuevos estilos, que se aglutinan en torno a tres ejes: naturaleza, aventura y cultura.

Sobre las ciudades, destaca la necesidad de una cultura urbanística, "que reclame y defienda las ciudades para vivir por encima de las ciudades para hacer negocios", por el afán especulativo. Respecto al mundo rural, se pide "solidaridad hacia los espacios económica y socialmente vulnerables".

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