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Madrid echa mano de sus reservas de emergencia tras atravesar la primavera más seca desde 1903

Un espejismo. Las tormentas desatadas sobre varias regiones del centro y sur peninsular sólo han sido un espejismo, a pesar de haber causado cuatro muertos y dejar fuera de servicio varias carreteras. El verdadero tormento es el de la sequía, que se ha agudizado al no haber llovido las cantidades habituales de la primavera; los embalses de abastecimiento se encuentran al 26%. En Madrid se ha encendido la alerta roja,. Ha acudido a sus reservas estratégicas, mientras en Andalucía la población agujerea el subsuelo en busca de agua, al margen de la disciplina hidráulica.

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Pozos sin control

Madrid ha resistido, pero ha acabado sucumbiendo a la sequía. Durante el pasado mes de mayo, la aportación de agua a sus embalses ha sido la más baja de toda la serie histórica desde 1903, según fuentes del Canal de Isabel II, entidad que gestiona el agua para cinco millones de personas.

La capital de España presumía de contar con reservas de agua para dos años en el caso de que no cayera una gota. Pero estas previsiones se han reducido drásticamente después de que la Feria del Libro y la de San Isidro transcurrieran sin unos cuantos chapuzones, como suele ser costumbre. Los madrileños no se han percatado de ello.

Tanto es así que el consumo se ha disparado hacia. arriba -2,3 millones de litros más en mayo que en el mismo mes de 1991-, en particular en todo el territorio del noroeste de la comunidad autónoma, donde se ubican una buena parte de las segundas residencias: El Escorial, Villalba, Las Rozas... En esta, zona se ha consumido en mayo un 11% más de agua que en el mismo mes del año pasado.

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Este exceso ha precipitado el descenso de las reservas del Canal de Isabel II, entidad que se ha visto obligada a echar mano de sus recursos estratégicos (fase B). El agua almacenada a comienzos de este mes sólo alcanza el 5,5% de la capacidad total, seis puntos por debajo del nivel crítico a partir del cual se pone en marcha un plan de choque o fase B, que consiste en tirar de reservas estratégicas, como las aguas subterráneas y un trasvase desde el Alberche (pantano de San Juan). Con las aportaciones de ambas fuentes se satisface el consumo de 600.000 madrileños, una población semejante a la que albergan Sevilla o Zaragoza.

El recurso a medidas extraordinarias no basta, según fuentes del canal, porque las reservas sólo alcanzan para año y medio más. De ahí que la dirección haya decidido dar un giro a la campaña de publicidad que desde hace más de un mes invita, a consumir menos. En breve, adoptará mensajes más agresivos para persuadir a los madrileños de que es necesario retomar el hábito adquirido hace dos años, cuando una campaña de concienciación sobre la sequía logró reducir en más del 20% el consumo, cifrado actualmente en 23.000 litros por segundo.

Si Madrid ha visto encenderse la luz roja, en el Sur las pilas llevan tiempo agotadas. En febrero -mucho antes de iniciarse la primavera-, un informe del Ministerio de Obras Públicas advertía que las reservas para el abastecimiento de más de ocho millones de residentes sólo alcanzaban hasta el otoño. Este plazo se acorta, como se ha reducido en medio año el de Madrid, a pesar de ser una de las capitales mejor preparadas.

Evitar las restricciones

Un experto hidrólogo del Canal de Isabel II dice que, mientras el nivel de los pantanos se sostiene al 10%, se puede tirar de ellos. Por debajo de ese porcentaje empiezan los problemas. Según el parte hidrológico nacional del pasado 6 de junio, los abastecimientos de Toledo están al 8%; los de Sevilla, al 8,24%; el sistema Bembézar-Retortillo (Córdoba), al 7,14%; el del Guadalete (Cádiz), al 4,9%; los abastecimientos de Granada, al 7,06% el Guadalhorce (Málaga y su costa), al 8,61%; y el sistema Alarcón-Contreras (parte del trasvase Tajo-Segura), en la cuenca del Júcar, al 4,48%.

Cada vez son más las poblaciones que padecen restricciones: Málaga, la bahía de Cádiz, Granada, Jaén, Marbella, Estepona, Torremolinos... Campo de Gibraltar. En Fuengirola, la mitad de la ciudad sólo tiene agua en días alternos. El abastecimiento de la mayoría de estas localidades y otras de menor entidad depende mayoritariamente de aguas superficiales.

Hasta que no se ha encendido la alerta roja, pocas de sus autoridades se han acordado de que bajo el subsuelo hay veneros de agua cuya explotación estratégica podría haber evitado tener que recurrir a las restricciones. Según el director del Instituto Geominero, Camilo Carida, "con los recursos subterráneos se podrían atender más del 50% de todas las necesidades de las poblaciones".

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