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Un paso de HB hacia el abismo

Hace ya tiempo que HB empezó a jugar al borde del abismo del enfrentamiento civil entre los vascos, pero es la primera vez en una larga década que esa permanente incitación al cuerpo a cuerpo ofrece un primer destello de lo que puede ser el estallido general. Bien porque suponga que la mayoría no tiene arrestos para seguirle en esa aventura, bien porque crea que le favorece el enfrentamiento civil, el caso es que HB está dando pasos agigantados en esa dirección.

Se trata, claro está, de mantener el poder en la calle, pero en la medida en que la urnas se resisten a homologar su fuerza callejera de lo que se trata ahora es de imponer claramente el silencio a una sociedad manifiestamente más y más contestataria.

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Lo decía ayer mismo una de esas plumas audaces y transparentes que menudean últimamente en el diario Egin, a propósito de las declaraciones en las que el portavoz de la familia Aldaya criticó las contramanifestaciones programadas por HB. El articulista asociaba los mensajes y declaraciones del portavoz de la familia Aldaya con las del de la familia del anterior secuestrado Julio Iglesias e indicaba que "no hace falta ser un lince para darse cuenta que este tipo de mensajes -como escribí entonces- era previsible que no gustaran a quienes en aquellos momentos tenían en sus manos el futuro de Julio Iglesias".

Distinciones

La agresión a los ciudadanos que el pasado jueves testimoniaron con el lazo azul en las manos su repulsa al secuestro de un convecino puede resultarles extravagante a quienes anatematizan con desparpajo la distinción entre violentos, objetivamente violentos, y demócratas; a quienes, desde una pose pretendidamente intelectual, tienen tal cuidado en no incurrir en el maniqueismo que son muy capaces de repartir la razón.En poco tiempo, las organizaciones de HB, comandadas por KAS, han cubierto la distancia que va entre la provocación a la policía y la provocación a sus convecinos con gran soltura. Una soltura comprensible, por otra parte, si se tiene en cuenta que para quienes alientan el asesinato ese paso debe resultar puro trámite.Las palábras han dejado de tener sentido en ese mundo y son sólo ya elementos de la dialéctica propagandística. Como bien pudieron comprobar los ertzainas interpuestos entre las dos manifestaciones, tampoco la utilización del euskera conserva ya su función persuasiva en estas situaciones.

El parlamentario del PSE-EE Ignacio Latierro, veterano antifranquista, fue golpeado el jueves en la cabeza cuando a los insultos de "fascista" y "español", respondió negando lo primero y admitiendo lo segundo. "La última vez que me agredieron", comentó ayer Latierro con amargura, "fue hace unos 20 años y eran policías".

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