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Las contradicciones de Clinton

Antonio Caño

La Administración norteamericana trata precipitadamente de dar marcha atrás en su promesa de enviar fuerzas terrestres a Bosnia. Funcionarios del Gobierno han insistido en sus últimas declaraciones en que el apoyo de Estados Unidos a los cascos azules será exclusivamente logístico, y han establecido tantas condiciones para el despliegue de tropas que éste se hace por el momento extremadamente improbable.El Pentágono ha dejado claro que su única contribución a la fuerza de despliegue rápido creada por la OTAN será de material y equipo. Eso puede incluir, según informó el secretario de Defensa, William Perry, aviones espías que controlen los movimientos de las fuerzas serbias. Pero en ningún caso Estados Unidos aportará tropas. Los soldados norteamericanos únicamente intervendrán en Bosnia, según las últimas precisiones hechas en Washington, en el caso de una evacuación de emergencia de los cascos azules.

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De esta manera se intenta rectificar lo que Clinton anunció el miércoles pasado. Ese anuncio, en el que el. presidente abrió un amplio abanico de situaciones en las que la intervención sería necesaria, es ahora considerado un error por la Administración. Estos son los giros que la política norteamericana ha dado desde esa fecha:

Miércoles, 31 de mayo. Clinton anuncia que: "Será cuidadosamente revisada cualquier solicitud para una operación que implique el uso temporal de nuestras fuerzas terrestres". En ese discurso, el presidente asegura que las tropas norteamericanas podrían ayudar tanto a la retirada" como "a la reorganización y el fortalecimiento" de las fuerzas de la ONU. Ese anuncio, según informaba ayer The New York Times, se hizo por indicación del Consejo Nacional de Seguridad para demostrar la vocación internacionalista de Clinton, su solidaridad con Europa y su liderazgo en política exterior. El Departamento de Estado se opuso porque temía, como ocurrió, que el mensaje fuera mal interpretado.

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Jueves 1 de junio. Los principales dirigentes republicanos del Congreso manifiestan su firme oposición a la intervención de tropas en Bosnia.

Viernes, 2 de junio. Un avión norteamericano es, derribado por los serbios y el piloto es dado por desaparecido. Clinton asegura que su política se mantiene "firme"'

Sábado, 3 de junio. El presidente Clinton afirma en un mensaje radiofónico que la posibilidad de una intervención de tropas en Bosnia es "remota, altamente improbable". Un editorial del diario The New York Times advierte que "Bosnia no es la guerra de Estados Unidos".

Domingo, 4 de junio. La embajadora norteamericana en la ONU define nuevas condiciones para la participación de tropas: proteger un acuerdo de paz firmado por las tres partes, ayudar a "la retirada" de los cascos azules y en el caso de una "situación de emergencia".

En ese periodo de tiempo, la Casa Blanca descubrió elementos con los que no contaba Clinton cuando hizo su promesa:

Una reacción contraria -no sólo republicana- mucho más fuerte de lo esperada.

Una demostración de los serbios de que podían derribar aviones, lo que hizo recordar los riesgos que asumirían las tropas norteamericanas.

Una fuerte desconexión con la política europea. Mientras Washington hizo su oferta, según funcionarios citados por la prensa, fundamentalmente para animar a los europeos a permanecer en Bosnia, éstos la entendieron como una muestra sincera de un deseo de mayor implicación militar de EE UU.

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