Los doctores se echan a la calle
Los médicos se muestran furiosos en asambleas y concentraciones
Los médicos se echaron ayer a la calle, con el convencimiento de que están en un momento decisivo del conflicto y de que, como dijo un asambleario en el Hospital Clínico de Madrid, "queda un mes para las vacaciones y tenemos que ganar antes". Otro, en el Hospital Doce de Octubre, propuso "una huelga de celo y que ni un sólo paciente sea dado de alta hasta que no se acabe esto", y fue aclamado.Tras celebrar asambleas a primera hora en los hospitales Doce de Octubre, Ramón y Cajal y Clínico, de Madrid, unos 300 facultativos se concentraron -caras bronceadas, trajes de paisano, sin batas ni fonendos- ante la sede del Insalud, donde permanecían encerrados los miembros del comité de huelga que han llevado las infructuosas negociaciones. De vez en cuando éstos se asomaban al balcón y los concentrados les ovacionaban al grito de "Toreros, toreros". Con una cuerda, les subieron bocadillos.
"Esta gente de la Administración está entrenada en papeles de Laos", decía en la acera Jacinto García Pascual, secretario de la Asociación de Médicos del Doce de Octubre. "Todo este asunto de no firmar lo acordado", añadía Santiago Madero, anatomopatólogo del mismo hospital, "demuestra una incompetencia absoluta por parte de la Administración. Si ya estaba el documento, usted firmelo y luego, si hay diferencias a la hora de aplicarlo, pues se va al juez". "Nosotros sabemos leer y escribir perfectamente. La que miente es la ministra y lo hemos demostrado palpablemente", apostillaba un tercero.
La indignación daba paso a la chirigota. "Lo que tiene que hacer el Insalud es editar un diccionario para que ellos mismos aprendan a entender los documentos que redactan", comentaba un huelguista. "Cuando ayer [por el pasado miércoles] explicábamos el documento en asamblea, yo me sentía muy sorprendido por lo bueno del acuerdo, y los colegas estaban mosqueados porque no se lo podían creer. Y luego vino lo que vino", comentaba García Pascual.
En la concentración no faltaba quien, entre bromas y veras, hablaba de medidas de presión: "Si los agricultores franceses y los pescadores españoles vuelcan camiones, nosotros tendríamos que volcar ambulancias".
Pero preponderaba el tono ponderado. Joaquín Caretti Ríos -acento porteño, solvencia retórica a lo Valdano- negaba que la huelga tuviese un fundamento económico: "Defendemos los hospitales, porque los hospitales son la casa del médico. Es una huelga para terminar con el caos, para lograr la transparencia". Ponía como ejemplo el del jefe de radiología del Doce de Octubre: "Tiene a su cargo su servicio en el hospital, cinco ambulatorios, 300 personas, controla unos 2.000 millones de pesetas... y su sueldo es de 250.000.
Germán Merino, jefe de cardiología pediátrica, coincide: "El dinero era el detonante de la huelga, pero lo que queremos es cambiar la organización de los hospitales". "Defendemos la Sanidad Pública, somos los primeros interesados", dice García Pascual. "Ahora bien, si desde arriba se quiere acabar con la Sanidad Pública, que no se nos culpe a nosotros".
La tristeza y el desánimo se palpaba en otros portavoces, como Enrique Martínez Molina, del Ramón y Cajal. "Esto no es una huelga política. Es la consecuencia lógica de nuestra preocupación por la sanidad pública. Aquí hay muchos médicos que brindamos con champán cuando ganaron los socialistas en 1982 y que hemos ido viendo cómo han hecho todo los posible en estos años por cargarse la sanidad pública", explicaba. "Hasta ahora ha sido una huelga de caballeros, pero esto se va a acabar. Por supuesto seguiremos siendo exquisitos con los pacientes. No haremos nada que vaya en contra de ellos. Pero tomaremos nuestras medidas", añadía Martínez Molina.
Las asambleas, atestadas, fueron un buen preámbulo para la concentración. Doce de Octubre y Ramón y Cajal acordaron simultanear presencia ante el Insalud y encierro hospitalario. El Clínico lo vota hoy. "Terrorismo administrativo, en todo lo largo y ancho de la palabra": así abría fuego Luis Sánchez Harguindey, portavoz del comité de huelga del hospital Clínico.
Auténticas llamas, rayos y centellas fueron saliendo de cada una de las bocas que intervinieron, con una surtida ristra de calificativos destinada a la misma persona: la ministra Ángeles Amador. "Incompetente", "incapaz" e "intransigente" fueron sólo algunas de las flores. "Los médicos no tenemos el gobierno que nos merecemos y, por eso, somos nosotros los que tenemos que gobernar los hospitales", dijo Harguindey. "Recurrir a la resistencia pasiva en plan Gandhi y ocupar los órganos de gestión del hospital, que son nuestros", era la más insistente propuesta en el Clínico. "Crear piquetes", fue la última iniciativa. Sin embargo, las decisiones, que deben ser respaldadas por votaciones a mano alzada, fueron aplazadas para hoy.
La asamblea votó casi por unanimidad pedir la dimisión de la ministra. La votación se realizó dos veces. La segunda se brindó a TVE, que llegó tarde.
Han realizado esta información Miguel Bayón Elena Castelló y Luis Martínez.
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