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"El griterío en favor del cambio ya es ensordecedor"

"Todavía estoy en una nube", confesó ayer Francisco Vázquez (49 años) en una multitudinaria rueda de prensa. Durante su comparecencia, el reelegido alcalde de La Coruña recordó que las elecciones europeas de 1994 habían mostrado un clamor en demanda del cambio político y que, tras las municipales y autonómicas del domingo, "el griterío en favor del cambio ya es ensordecedor".Con la autoridad de quien se sabe uno de los pocos socialistas que sigue barriendo en las urnas, Vázquez vuelve a pedir al Gobierno un giro hacia las políticas socialdemócratas para recuperar el apoyo de sus votantes tradicionales.

El origen de la nube de Paco -como prefiere ser llamado hasta en los bordados de la camisa- es su cuarta mayoría absoluta en La Coruña y sus otros dos récords: de votos entre los candidatos del PSOE de los 75 principales ayuntamientos y de permanencia en la alcaldía coruñesa. Pese a haber pasado de 18 a 15 concejales, ha tenido 5.000 votos más que en 1991 y ha infligido al PP "los peores resultados de España".

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"Me llamó el alcalde de Girona, Joaquim Nadal, el otro mohicano socialista, para decirme que estábamos como en la aldea de Astérix el galo, rodeados de romanos". A niriguno de los dos les llamó Felipe González. Polémico por sus obras, pero sobre todo por su carácter, Vázquez es, en cierto modo, un personaje en blanco y negro, como en los cómicsque tanto le apasionan.

En una entrevista con este periódico, el alcalde coruñés insistió ayer en sus propuestas de cambio.

Pregunta. Aparte de sus resultados, los del PSOE, no han sido buenos. Usted ha solicitado un "cambio de timón" en el Gobierno. ¿En qué sentido?

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Respuesta. El PP e IU no han ganado lo que pensaban y hemos mantenido un buen porcentaje de votos, pero hemos perdido importantes parcelas de poder institucional, y eso es incuestionable por encima de porcentajes. No se pueden hacer políticas economicistas de contentar a todos, sino política socialdemócrata para la mayoría de centro-izquierda. El minero que tiene su nómina en precario por una reconversión interminable no entiende por política progresista que se privaticen empresas con beneficios. Lo que le digo a mis concejales es que hay que hacer la política para los 40.000 jichos

[tíos, en jerga coloquial de Vigo] que votan socialista pase lo que pase. No se pueden hacer palacios de congresos y obras faraónicas (y yo soy el más indicado para hablar de eso) si todos los barrios no tienen alcantarillado, porque las derechas lo agradecen, pero no en las urnas. Los de izquierdas no lo entienden.

P. Eso parece una reedición de la pugna solchaguistas-guerristas en la que usted participó.

R. Como pugna entre facciones orgánicas, no. Yo pido una política más decidida, menos tecnocrática, incluso en lo formal. Antes, Solchaga o Corcuera, lo hicieran bien o mal, daban la vuelta al país con una opinión. Ahora salen Serra, Solana o Atienza, y vaya...

P. ¿Esa política explica la derrota del PSOE en muchas ciudades?

R. En las ciudades patrimonio histórico, en buena parte. En otras se ha debido a que no se han recatado en mostrar las disensiones orgánicas. El ejemplo contrario es el del PSC, porque la fina cultura política catalana y la del partido han impedido ese espectáculo. Y también parte del propio PSOE picó en la trampa de considerar las elecciones como generales hablando del servicio militar...

P. Los ganadores como usted y José Bono se caracterizan por un cierto talante...

R. Populista, sí. Sobre todo por estar pegados al terreno, porque tenemos claro que ante todo hay que defender los intereses de nuestros ámbitos de actuación. Eso lo sabemos los que debemos lo que somos a las urnas, al conocimiento de las necesidades, no a decisiones tomadas en un gabinete.

P. Al margen de su éxito, los resultados del PSOE gallego han sido malos. Mañana

[por hoy] se reúne la ejecutiva regional, de la que usted es secretario general. El alcalde de Santiago, Xerardo Estévez, ya le ha exigido responsabilidades.

R. Hay muchas posturas dictadas por los nervios. Más bien, lo que voy a poner sobre la mesa son los resultados no sólo de La Coruña, sino de la comarca, donde casi doblamos el porcentaje de Galicia.

P. Usted no participó en la comida de González con los barones regionales, el pasado lunes.

R. No me llamaron y hace tiempo que no lo hacen. Me da lo mismo. Lo que no perdono es que un día utilizaran Galicia de laboratorio experimental para pugnas orgánicas, para reserva de votos.

[Se refiere a la marginación de los guerristas en las candidaturas de las elecciones autonómicas de 1993]. Eso exacerbó mi galleguismo, no mi nacionalismo.

Termina la entrevista y se acercan, solícitos, dos concejales: "¿Qué tal". "Nada, que me echan del partido", ironizá Vázquez sonriendo.

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