Titulares en el banquillo de los reservas

Unos han perdido y otros pasarán a la oposición por la fuerza de la matemática electoral. Todos podrán experimentar en carne propia el axioma del gran cínico de la política europea que fue Giulio Andreotti: "¡Cómo desgasta el poder, sobre todo cuando se está en la oposición!. Las filas socialistas aportan el mayor número de víctimas: Joan Lerma, que gobernaba la Comunidad valenciana desde 1983; Joaquín Leguina, señor de Madrid desde hace 12 años, o Eduardo Martín Toval, que fue todopoderoso hacedor en el Grupo Parlamentario Socialista y ahora se ha reconvertido en concejal malagueño.Todos guardan silencio. Leguina se despidió en la madrugada electoral con elegancia, sobrevolando el rifirrafe político con gestos de caballerosidad hacia su adversario. Confirmó que se marcha de las instituciones, pero no de la política: "Ésa la abandonaré cuando me lleven al cementerio". De momento se aventura que su destino más inmediato pudiera ser Chile, como funcionario internacional. Allí le pilló el golpe de Pinochet, que terminó con el régimen democrático de Salvador Allende en septiembre de 1973.

En Madrid, Juan Barranco no podrá regresar, tampoco esta vez, al sillón de Enrique Tierno Galván, algo que muchos daban por imposible para un candidato con todas las trazas de ser un perdedor consolidado.

Martín Toval, puntal del guerrismo en los años dorados de Alfonso Guerra, vivirá una especie de retiro político en su apacible Málaga y, aunque se especuló con un pacto que pudiera darle la Diputación Provincial, el PP ha echado cuentas y se ha encontrado con que puede conseguirla con los hombres de Jesús Gil, alcalde de Marbella. No ha podido conseguir ser la segunda fuerza y se ha visto sobrepasado por Antonio Romero (IU). La amargura de la derrota le llevó a ironizar demadrugada: "Y ahora... programa, programa, programa".

En Málaga, donde todos dieron en decir que se jugaban las grandes estrategias nacionales de estas elecciones, Celia Villalobos se ha quedado en la antesala de la alcaldía por un concejal. Dejó dicho que, de no ser alcaldesa, seguirá como eurodiputada, "porque es muy importante luchar por Málaga en Bruselas".

Fuera del PSOE, Miquel Roca, es el nombre más ilustre entre los derrotados. Un correctivo que alcanza a toda la coalición de CiU, pero que se concreta en el hombre que se jugó el escaño de diputado y ahora tendrá que conformarse con ser concejal en Barcelona. Dijo el domingo que mantendrá su "lealtad a la ciudad" como si hubiese sido alcalde. Tiene cierto marchamo de perdedor desde que en 1986 encabezó, sin estar incluido en las listas, la operación reformista. Es difícil imaginarlo como jefe de la leal oposición municipal, preocupado por aceras y farolas.

También el PP tiene sus mártires. César Augusto Lendoiro no ha podido trasladar sus éxitos con el Deportivo de la Coruñahasta el Ayuntamiento de la ciudad y se ha encontrado con el campeón de los alcaldes del PSOE, Francisco Vazquez, que le ha endosado una derrota sin paliativos.

José Manuel Molina, candidato popular a la Comunidad de Castilla-La Mancha, tiene el raro privilegio de haber perdido en su día la alcaldía de Toledo y haberle dejado al PSOE la única mayoría absoluta entre 13 autonomías en juego para que José Bono se instale en una isla, rodeado de una auténtica marea de poder municipal del PP.