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Chirac convoca una cumbre europea para salvar la presidencia francesa de la UE

Xavier Vidal-Folch

El flamante presidente de la República Francesa -y por tanto también presidente de turno de la Unión Europea- dio ayer la sorpresa. Convocó, de improviso, una cumbre extraordinariade jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará en París el 9 de junio. Con este Consejo Europeo, Jacques Chirac intenta salvar el semestre de presidencia francesa, que está siendo un auténtico desastre.

Chirac ha convocado a los líderes europeos a París argumentando que su reciente toma de posesión como inquilino del Elíseo y la inminencia del Consejo Europeo de Cannes -a celebrar los días 26 y 27 de junio- le impedían emprender la tradicional ronda de capitales. "Ya que él no va a ellos, ellos irán a él", ironizan fuentes comunitarias, aludiendo al puntillo de grandeur que aflora en la repentina convocatoria. El presidente francés telefoneó ayer a los primeros ministros español e italiano, Felipe González y Lamberto Dini, quienes le confirmaron su asistencia.La cumbre extraordinaria dispone de un, aunque magro, orden del día: preparar la cumbre de Cannes, de los días 26 y 27 de junio, y el próximo encuentro del Grupo de los Siete en Halifax (Canadá). En este último se deberían abordar directamente las relaciones EE UU-UE, los proyectos iniciados en Bruselas para concretar la sociedad de la información y las relaciones con algunos otros países, particularmente Ucrania.

Fuentes comunitarias considerán que el verdadero propósito de Chirac es salvar los muebles de la presidencia francesa de la UE, que amenaza con convertirse en un estrepitoso fracaso. Las grandes prioridades lanzadas a bombo y platillo a principios de año no han recogido aún ni un sólo fruto notorio.

Así, en cultura, Francia ha quedado prácticamente en minoría sobre las cuotas audiovisuales, y la reforma de la directiva Televisión sin fronteras, aplazada. En Justicia, los trabajos para la aprobación del convenio y la puesta en marcha de la agencia Europol apenas han avanzado. En unión monetaria, los trabajos preparatorios corren a cargo de la Comisión, y Francia se ha quedado sola reivindicando la fecha de 1 de enero de 1997 para implantar la moneda única.

El gran pacto por la estabilidad europea, que reunió una solemne conferencia en París, no ha dado resultados prácticos. Donde ha habido más avances es en la preparación de la Conferencia Euromediterránea, que se celebrará en septiembre en Barcelona, bajo presidencia española.

París se ha estrellado en otros dos asuntos. Contra Italia, en el intento de capitalización del cincuentenario de la Conferencia de Messina -la desencadenante del proceso hacia el Tratado de Roma, fundacional de la Europa comunitaria-, que se celebra la próxima semana. Contra España, porque pretendió que el Consejo diese instrucciones al grupo de reflexión (presidido por el español Carlos Westendorp) preparatorio de la Conferencia Intergubernamental de 1996, que debe refórmar los tratados. "Las instrucciones y la reflexión son como el agua y el aceite" comentan en las instituciones comunitarias.

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