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Tribuna:28 MAYOCONTRAPUNTO: PP
Tribuna
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Paseo militar en Zaragoza

El compromiso nació el 27 de abril durante la visita de Aznar a la base aérea de Zaragoza. Requerido por algunas esposas de pilotos, el líder aceptó almorzar con ellas en una próxima visita. Sucedió ayer, sin que del acto, en la urbanización del recinto militar, se haya facilitado referencia oficial por parte del partido. El mando aéreo ha preferido también sobrevolar el acontecimiento y limitarse a precisar que ningún oficial ha participado. El ágape hubiera pasado inadvertido, ya que no figuraba en los programas de prensa, pero Miguel Ángel Liso, director del Periódico de Aragón, supo anticipar la información y ofrecerla a los crecientes lectores de su diario.En el encuentro con las militaras, Aznar sólo estuvo acompañado por Ana Botella. La candidata a alcaldesa, Luisa Fernanda Rudi, había pasado a primera hora por la peluquería, pero quedó eliminada. El almuerzo, a base de hortalizas del Jalón, se produjo tras las referencias al servicio militar del pasado domingo. Fue en Móstoles, en un polideportivo de denominación tan patriótica como la de "Alejandro Torrejón" -el alcalde del 2 de Mayo con su inolvidable bando: "Madrid perece víctima de la perfidia francesa, españoles acudid a salvarla"-. Movido sin duda por esa advocación, el presidente del PP se encaró con los jóvenes, pidió su voto y les hizo la promesa de limitar a seis meses la duración del servicio militar.

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La propuesta fue calificada de rebajas electorales para un público sensible. Los competidores de Aznar y Defensa reaccionaron asegurando que el servicio de seis meses es un dislate de imposible cumplimiento. En esa misma línea se expresaba en diciembre de 1990 un madrugador atlantista como Javier Ruperez, el dirigente del PP, ante un auditorio de expertos en Toledo. Advertía que, por debajo de ocho o nueve meses, el servicio militar nada tiene que ver con la defensa de España.

Al hablar así, Ruperez no era un excéntrico. La propuesta del PP en el Congreso que acompañó al Modelo de Fuerzas Armadas y Servicio Militar, aprobada el 27 de junio de 1991, se aludía a las razones operativas de un servicio militar que, si se concibe en relación de utilidad con la defensa de España, implica "que el tiempo de duración no pueda ser reducido por debajo de ciertos límites". La propuesta del PP evitaba caer "en la magia de los números", pero señalaba que entre ocho y nueve meses es el periodo mínimo razonable. Luego, invistiéndose de responsabilidad, el PP reconocía y recordaba "que este es un tema que ha estado sujeto a múltiples demagogias, tanto más peligrosas cuanto que caían en terreno favorablemente abonado y frente a las cuales, de manera comprensible, ha resultado difícil a las fuerzas políticas poner coto o construir un discurso alternativo".

En ese documento de junio de 1991, el PP abundaba en los beneficios adicionales del mantenimiento del servicio militar obligatorio como instrumento para que los españoles comprendan mejor la defensa de su país, y como sistema favorecedor de la integración nacional. Luego, en su libro España, la segunda transición, Aznar dedica casi dos páginas a las exigencias de las defensa nacional y lamenta el silencio vergonzante de muchos políticos. Tampoco duda en "reconocer que constituye una anomalía entre las naciones libres el vertiginoso crecimiento del número de objetores en nuestro país" y se interroga sobre si ello "no será consecuencia de la recepción de difusos mensajes sobre la inutilidad del servicio militar y la conveniencia de hacer la prestación sustitutoria". Queda claro que había tema para una sobremesa con la familia militar.

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