La OCDE reconoce la necesidad de una Organización Mundial del Comerció fuerte, pero evita criticar a EE UU
El conflicto comercial que enfrenta a Estados Unidos y Japón ha sido el telón de fondo de la reunión ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), clausurada ayer en París. La OCDE ha percibido que los desacuerdos comerciales marcarán la actividad económica internacional en los próximos años, y dedica al asunto varios párrafos de un comunicado final en el que, por otra parte, los 25 países miembros se comprometen a "cooperar en[la fijación de] los tipos de cambio, para promover una mayor estabilidad en los mercados financieros", y establecen la "lucha contra el desempleo como máxima prioridad".
Respecto al desacuerdo entre Tokio y Washington sobre importaciones y exportaciones automovilísticas, dominó una doble impresión: que Japón desarrollaba prácticas proteccionistas reprobables contra los automóviles extranjeros, pero que Estados Unidos vulneraba el espíritu fundacional de la recién nacida Organización Mundial de Comercio (OMC) al imponer sanciones unilaterales contra los coches japoneses. Se intentó reflejar esta doble opinión en el comunicado final, pero no se pudo. En aras del imprescindible consenso, desapareció del último borrador una crítica a las prácticas unilaterales de Estados Unidos. Sí se mantuvo un compromiso común para "reforzar el sistema multilateral", así como el reconocimiento de la necesidad de "una Organización Mundial de Comercio fuerte y efectiva, con un sistema de arbitrajes eficiente y respetado". Desde el punto de vista de la Unión Europea, es esencial el mecanismo de arbitraje de la OMC, según reconoció ayer el ministro español de Asuntos Exteriores, Javier Solana, que presidió con su colega de Economía, Pedro Solbes, la asamblea de París. Los países de la UE temen que Estados Unidos y Japón acaben entendiéndose de forma bilateral, a espaldas de Europa. El comunicado final proclamó la necesidad de "resistirse al proteccionismo en todas sus formas". Fueron unas líneas dedicadas muy especialmente a Japón.
Otro asunto delicado fue el de la relación de la OCDE con los países no miembros, y la futura admisión de nuevos socios. Algunas delegaciones, como la española, opinaron que el respeto al sistema de libre mercado era condición necesaria, pero no suficiente, para optar al ingreso en el club.
En el comunicado se constaté tan sólo que se mantendría el diálogo, a distintos niveles, con países como China, Rusia y los latinoamericanos no miembros. La conferencia de la OCDE se comprometió también a alcanzar, para 1997, un acuerdo multilateral sobre inversiones, algo que afecta a Japón y otros países asiáticos, cuyo mercado bursátil permanece relativamente cerrado al extranjero.
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