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Armas

A pesar de que, en la década de los 90 -a causa del hundimiento de las ventas de la antigua URSS y de, cielos, la saturación de muchos mercados-, las exportaciones mundiales de armamento han descendido notablemente, el nivel mundial del comercio de armas supera actualmente los 35.000 millones de dólares anuales. En España, las exportaciones de los últimos años se sitúan entre los 60.000 y 80.000 millones de pesetas. Divídanlo por la pensión de un jubilado y verán de qué estamos hablando.El dato forma parte de la documentación difundida por el Centre Unesco de Catalunya, que coordina la campaña de Greenpeace, Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras para exigir la transparencia del comercio de armas. Ya que parece utópico reclamar que no se fabriquen artilugios de muerte, lo menos que podemos planteamos es que la sociedad debe demandar con firmeza la clarificación de su uso. Es una industria en la que los secretos matan: el comercio de armas aumenta la letalidad y duración de los conflictos; afecta especialmente a la población civil, que representa el 95% de las víctimas; absorbe recursos económicos del Tercer Mundo, en detrimento de sus necesidades sociales; aumenta la deuda externa de esos países; dificulta la resolución pacífica de los conflictos, y aumenta el nivel de militarización de los países compradores y de algunas regiones del planeta.

"Es de vital importancia", dice la Unesco en su comunicado, "que la sociedad exija saber a dónde van a parar todas las armas que fabricamos, en lugar de simplemente lamentarse cuando estallan las guerras". No son informaciones que los Gobiernos proporcionen de buen grado.

¿Qué podemos hacer? Pónganse en contacto con estas entidades -los teléfonos, por orden de aparición en este artículo, son: 93-2075805, 915439900, 91-5312509 y 93-3046100-y denles su voto por la vida.

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