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Israel suspende la confiscación de tierras en Jerusalén

Rabin salva a su Gobierno de una moción de censura y los países árabes desconvocan la cumbre de Marruecos

La esperanza de la paz vuelve a Oriente Próximo. Los palestinos amenazaban con una nueva Intifada, dos pequeños partidos -Hadash (comunista) y Mada (árabe)- se aprestaban a hacer caer al Gobierno de Isaac Rabin en el Parlamento israelí con una moción de censura - apoyada por toda la oposición- y los países árabes habían convocado una cumbre urgente en Marruecos. Todos condenaban la confiscación de tierras palestinas en Je rusalén este. Ante tan negras perspectivas, el primer ministro israelí prefirió salvar la piel y suspendió ayer, hasta nueva orden, la expropiación de 53 hectáreas de tierras árabes. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Yasir Arafat recibió la promesa de que las tropas israelíes, tratarán de retirarse de Cisjordania antes del 1 de julio. El Gobierno de Rabin salió airoso de la reprobación parlamentaria. Y los ocho Estados árabes que se habían citado en Marruecos desconvocaron su reunión.

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Rabin capituló. No tanto ante la amenaza de una ola de sangrientas protestas palestinas, ni siquiera de las presiones diplomáticas del mundo árabe, como de la moción de censura presentada en la Kneset (Parlamento israelí) por los partidos Hadash (comunistas árabes e israelíes) y Mada (Partido Democrático Árabe). Seis diputados en total que, sin formar parte del Gobierno, apoyaban a la mayoría laborista. Y, sobre todo, porque los partidos derechistas y religiosos de la oposición habían anunciado que respaldarían la votación de censura.El primer ministro israelí, que poco antes de dar marcha atrás en su política de expropiaciones decía que no se tomaba "en serio" las amenazas de los dos pequeños partidos, confiaba en que Arafat no autorizaría a los diputados árabes a hacer caer a un Gobierno con el que había puesto en marcha el proceso de paz. Se equivocó. El parlamentario árabe Wahab Derosche le comunicó que el Partido Democrático Árabe respetaba mucho a Arafat, pero no iba a consentir las confiscaciones.

Rabin ya había perdido su partida de póquer político con las minorias árabe y comunista cuando la oposición de derechas y religiosa se prestó a darle el tiro de gracia. "Vale todo con tal de echar del poder a este Gobierno antinacional, cuya permanencia amenaza los intereses más vitales de la nación", se justificaban los dirigentes del derechista partido Likud para sumarse a la operación de acoso y derribo a Rabin.

Pero el ministro de Exteriores, Simon Peres, confirmó ayer ante la Kneset que una comisión ministerial iba a reexaminar en su conjunto la política de confiscaciones de tierras en Jerusalén Este y que, por lo tanto, la última expropiación aprobada de 53 hectáreas pertenecientes a palestinos quedaba suspendida.

Giro del Likud

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Peres, no obstante, atacó abiertamente el giro del Likud -defensor a ultranza de la judeización de Jerusalén- al ponerse de lado de los diputados árabes y comunistas: "Ustedes sólo quieren que caiga el Gobierno y votan por una moción que va contra la construcción de una Jerusalén judía. Así que nos obligan a suspender una decisión [la confiscación de tierras] que parecía contar con su apoyo".El diputado del Likud Uzi Landau no se dio por aludido e inauguró una tanda de críticas de nuevo cuño al Gobierno de Rabin: "Al someterse al ultimátum de los partidos árabes, que se limitan a seguir las consignas de Arafat, el Gobierno ha demostrado que ha abandonado el sionismo". Finalmente, el Parlamento israelí rechazó la moción de censura que presentaron en solitario los dos diputados del Partido Democrático Árabe, ya sin el apoyo de los comunistas, y la oposición a Rabin, que veía perdida la partida, se abstuvo.

La rectificación política, sin embargo, parece haber tenido resultados positivos para el Gobiemo de Rabin. Poco después de anunciar la suspensión de las confiscaciones, el ministro de Exteriores de Egipto, Amr Moussa, anunció la desconvocatoria de la cumbre prevista en Marruecos el próximo día 27, en la que ocho países árabes iban a discutir medidas de presión contra Israel ante la judeización de Jerusalén. "Tras los intensos contactos mantenidos al más alto nivel, la cumbre árabe puede darse por suspendida a la vista de la decisión del Gobierno israelí", explicó Moussa, quien también advirtió que la reunión volvería a ser convocada "en el momento en que la situación lo haga necesario".

Al rechazo a la progresiva expulsión de los habitantes palestinos de una ciudad que los musulmanes consideran santa se sumó la pasada semana el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una ola de críticas recorrió el mundo árabe. La Organización para la Liberación Palestina OLP iba a recibir en la cumbre el respaldo de Marruecos, Argelia, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Siria, Líbano y Jordania.

"No es suficiente"

La Autoridad Nacional Palestina, presidida por Yasir Arafat, juzgó insuficiente la suspensión de las confiscaciones y reclamó su anulación pura y simple. "No es suficiente", advirtió en Gaza Nabil Abu Rudeina, consejero político de Arafat. "Sin embargo, la situación muestra claramente la fuerza de la presión árabe e internacional, que ha obligado a Israel a rectificar su decisión".Jordania, por su parte, saludó abiertamente el acuerdo del Gobierno israelí. "Es un paso positivo en la dirección adecuada", afirmó el ministro de Exteriores jordano, Addul Karim al Kabarati, quien garantizó que Ammán seguirá apoyando el proceso de paz en Oriente Próximo.

Mientras, en las filas del Gobierno israelí comenzaron ayer a oirse las primeras críticas contra la política de expropiación de tierras árabes. El ministro de Medio Ambiente, Yossi Sarid, lo dijo con toda claridad: "La confiscación de tierras fue desde el principio una estupidez monumental, dictada por personas que no se habían parado a sopesar sus consecuencias". El guiño de Sarid, representente del ala izquierda del Gabinete (Meretz) a los diputados árabes y comunistas representa una nueva preocupación para la estabilidaxd primer ministro.

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