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Un ex vigilante del Prado, acusado del incendio de la puerta de Murillo

Un ex vigilante de seguridad del Museo del Prado ha sido detenido, por la policía como sospechoso del incendio que devastó el pasado 3 de mayo la puerta de Murillo de la pinacoteca madrileña, según fuentes de la investigación, que barajan la hipótesis de una venganza por un despido. La puerta dañada, por la que suelen acceder al museo los escolares que lo visitan, es una sólida estructura de pino y de casi dos siglos de antigüedad. El incendio no dañó el interior del edificio.

El detenido, cuyas iniciales son D. M., trabajó en el servicio de vigilancia del Museo del Prado desde 1986 hasta 1994, fecha en que fue despedido del empleo por mal comportamiento y falta de respeto a sus superiores.El detenido ha negado tajantemente ser el autor de esta fechoría, y asegura que la noche en que se produjo el incendio -sobre las cuatro, de la madrugada del pasado día 3- estaba en su casa, situada en un municipio del cinturón de Madrid.

Tras ser despedido como vigilante del Prado, D. M. juró que se vengaría de su jefe de seguridad en la pinacoteca y de varios compañeros del servicio, a los que responsabilizó de su despido, según los citados medios.

No obstante, de momento no hay ninguna prueba sólida que implique a esta persona en el incendio, de ahí que, tras el interrogatorio policial, fuese puesto en libertad.

Las sospechas se han centrado en este hombre porque el jefe del servicio de seguridad de la pinacoteca y varios de sus antiguos compañeros creen que puede ser el autor del incendio.

Argumentan que en varias ocasiones les había amenazado (de forma verbal y a través de llamadas telefónicas, según ellos) con causarles algún mal.

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El detenido asegura que es falso que haya insultado o amenazado nunca a ninguno de sus ex compañeros de trabajo. También declara que el despido de su trabajo fue considerado nulo por el juez de lo social.

Aún se desconoce la causa exacta del incendio, si bien los investigadores creen que el autor o los autores del hecho rociaron la llamada puerta de Murillo con un líquido inflamable -probablemente gasolina- antes de prenderle fuego.

La agresión del pasado 3 de mayo es la primera en la historia del Museo del Prado, si se exceptúa la guerra civil. Entonces, el edificio, vacío, sufrió los numerosos bombardeos que machacaron la capital.

Los incendios también han sido excepcionales en la pinacoteca. El último del que se guardaba memoria ocurrió el siglo pasado. Una tarima de madera ardió y un empleado perdió la vista. A raíz de aquel incidente, se retiraron todas las tarimas.

El museo nunca está cerrado. A todas horas dispone de personal de seguridad y de mantenimiento, para enfrentarse a cualquier eventualidad. No sólo frente a un incendio o un robo, que son casos extremos, sino a un corte de luz o un problema de acondicionamiento de las salas.

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