Empleados y empresarios, contra el cambio

La reacción civil contra las reformas constitucionales promovidas por el presidente Cardoso, sobre cuya necesidad hay generalizada coincidencia, aunque surgen discrepancias en cuanto a su alcance, se manifiesta en la masiva huelga de trabajadores del sector petrolero, en los paros de ferroviarios y profesores de las universidades estatales y en el movimiento de los sectores que, temiendo un mayor desempleo o peores condiciones de trabajo en la apertura económica, se suman a la acometida sindical contra el Gobierno.La semana pasada, el autobús del presidente fue apedreado en el noreste del país. En las imágenes de televisión se observó la furiosa participación en las protestas de manifestantes con traje y corbata, posiblemente accionistas o empresarios convencidos de una brusca caída de ingresos y contratos cuando el multimillonario patrimonio nacional se abra a la competencia exterior.

"Hará falta mucha lucha para que Brasil sea más justo", advertía Cardoso a este enviado especial en su despacho del palacio de Planalto. El presidente, de 63 años, deberá afrontar una tenaz oposición a sus cambios, porque algunos, que afectan al actual régimen de jubilaciones y cláusulas importantes de la Seguridad Social, no son populares y otros amenazan intereses corporativos de grueso blindaje.