"Mi primer desafío es la lucha contra la pobreza"
Fernando Henrique Cardoso, 63 años, asumió la presidencia de Brasil el pasado mes de enero. Hoy libra una dura batalla contra la pobreza en un país que define como "injusto".
Fernando Henrique Cardoso Presidente de Brasil
JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL Fernando Henrique Cardoso, de 63 años, presidente de Brasil desde enero, admite que millones de compatriotas no han llegado aún al punto de pedir más: quieren algo. Subraya también que la colosal nación, con población y producto bruto superiores a Rusia, no es tanto subdesarrollada como injusta. "La injusticia genera pobres en gran cantidad". Acabar con ella constituye el gran desafío del gobernante socialdemócrata, uno de los intelectuales más prestigiosos de América Latina: "Mi primer desafío es la lucha contra la pobreza", dice. En una entrevista sostenida con EL PAÍS en su despacho del Palacio de Planalto, Cardoso explica cómo ganar esa lucha: promueve enmiendas constitucionales para abrir los monopolios estatales a la inversión privada, pretende una mayor eficacia en la distribución de los fondos sociales y ha lanzado programas nuevos para un Brasil más próspero y equitativo al término de su mandato. "Yo creo que más próspero, sí; más justo, dependerá de mucha lucha".
Pregunta. ¿Como intelectual supuso que gobernar iba a ser tan difícil?
Respuesta. La verdad es que tuve un cursillo cuando fui ministro de Finanzas, pero ser presidente es otra cosa porque, en un momento dado, la decisión es muy solitaria. Y hay que cuidarse mucho, porque cualquier palabra mía puede salir sin su contexto. Eso lleva a una posición de demasiada cautela. Y no me gusta mucho., porque yo soy más bien expresivo. Es peor de lo que pensaba.
P. ¿Es la reforma. institucional su principal prioridad?
R. Sí. Y la estabilización, como telón de fondo. La reforma constitucional es el instrumento para ampliar la actual estabilidad. Cuento con suficiente fuerza política para aprobarla. Pero mi primer desafío es la lucha contra la pobreza, la cuestión social. Brasil es un país injusto.
P. ¿Y los injustos se niegan a la justicia?
R. Sí, sí. No es fácil. Y ahora hay una cosa más dramática. Los intereses corporativos de las capas medias, y también obreros, son fuertes y se oponen a la generalización del bienestar.
P. ¿Los obreros?
R. Sí; miran por su interés específico. Y sufre la masa que no está organizada, que no tiene quien mire por ella, aunque estén las iglesias o algún otro movimiento popular, pero con una gran falta de conocimientos sobre los procesos productivos. Piensan que solamente es la distribución, y no es así. Hay que aumentar la producción y disponer de cauces para incorporar más gente a la sociedad organizada.
P. ¿Cómo se resisten los hacendados y poderosos?
R. Nunca de forma abierta, porque no tienen alternativas a mí. No tienen cómo resistir de forma abierta. Pero cada vez que se propone un ley de control a la evasión fiscal no pasa, no pasa. Es mucho, más una resistencia sorda que tiende a disminuir la capacidad de acción del Gobierno que al enfrentamiento.
P. Aumenta la enorme distancia entre ricos y pobres y la Conferencia Episcopal no tiene un proyecto social definido.
R. Antes la política social se fundamentó mucho en el clientelismo. El poder central contaba con instrumentos para controlar políticamente a los grupos locales, gobernadores, alcaldes y otros sectores. También la Iglesia podía suscribir acuerdos directos. Ahora queremos controlar su destino. Los convenios de asistencia se entregan a sociedades locales, que queremos ver organizadas en el programa de Comunidad Solidaria. El cambio lleva tiempo. El plan se afronta menos como limosna o clientelismo y mucho más en términos de la necesidad efectiva.
P. ¿Y la reforma agraria?
R. Para dar una señal muy clara en la nueva orientación, he llevado a cabo la más grande expropiación de tierras que jamás hubo en Brasil: un millón de hectáreas para implementar la reforma agraria. También lanzainos un programa contra la mortalidad infantil, que implica nutrición, alcantarillado y agua potable. Y recientemente abrimos otro de vivienda popular. Es una nueva reorganización.
P. Su principal aliado en el Parlamento, el Partido del Frente Liberal (PFL), sostuvo al régimen militar que le llevó al exilio. ¿Quien cambió, usted o ellos?
R. El PFL rompió con los militares. Nació como una ruptura del antiguo partido que los sostenía para permitir el tránsito a la democracia. Yo participé: en eso porque estaba en la oposición. Incentivamos mucho a un sector del antiguo Partido Demócrata Social, que se rompió y formó el Frente Liberal. Fue el primer estallido del sistema.
P. La percepción es que usted cedió...
R. Sí, pero no es cierto. La verdad es que hoy en Brasil ya. no se sabe quién es quién. Hubo una mutación beneficiosa.
P. ¿Intentará ser reelegido como Carlos Menem en Argentina?
R. No creo. La situación es distinta a la de Argentina. Aquí la prensa tiene un poder muy grande, es muy activa, y la opinión pública mira al Ejecutivo con mucho cuidado después de los escándalos de gobiernos anteriores. Es muy difícil ser candidato durante el ejercicio del cargo. Cualquier cosa que se haga produce la acusación de que se utiliza la máquina del Estado para la reelección.
P. También Menem recibió esa acusación.
R. Pero Argentina es mucho más tolerante en esta materia Aquí estamos en un momento de gran puritanismo. Se pregunte por todo. El sistema de gasto público está vinculado a un sistema de computadoras, y el Congreso lo tiene en mente. Hay una gran transparencia, y es muy bueno.
P. ¿Cómo quedó la corrupción estatal tras la caída del presidente Fernando Collor?
R. Eso sí fue una gran éxito del Gobierno anterior, del que yo participé. Realmente corrupción organizada ya no hay, aunque haya algún funcionario corrupto. Las cifras eran entonces tremendas.
"España tiene un gran porvenir en Brasil"
Fernando Henrique Cardoso promueve la inversión extranjera porque cree que el Estado no está en condiciones de ampliar el sector estatal, ni la sociedad quiere pagar más impuestos para sostenerlo."Si queremos ampliar la base productiva tenemos que utilizar fondos privados bajo la forma de asociación o privatización".Pregunta. ¿Qué papel reserva al Estado? Respuesta. Muy importante. No se puede privatizar el sector eléctrico, por ejemplo, sin una autoridad pública muy fuerte que garantice los intereses populares y nacionales.
P. Electricidad de Brasil vale 65.000 millones de dólares...
R. Para empezar, es muy difícil privatizar 65.000 millones de dólares. El patrimonio público brasileño es muy fuerte.
P. ¿Cuántos millones en capital extranjero espera este año?
R. Muchísimos. Como mínimo, unos 10.000 millones de dólares. Hay un fuerte ingreso en el sector automotriz. Grandes montadoras de coches de EE UU y Europa, han decidido ampliar instalaciones.
P. ¿En qué sectores puede entrar España?
R. En muchos, tiene un gran porvenir en Brasil. España es muy fuerte en el sector ferroviario, y aquí vamos a hacer una profunda transformación en toda la infraestructura. También en informática, computadoras y sobre todo software. En telefonía, en equipos... .
P. ¿Han sufrido el efecto tequila?
R. No mermó para nada las inversiones porque son a largo plazo.
P. ¿Aguantaría Brasil otro empujón de esa magnitud? R. Tenemos una posición confortable.
P. ¿Qué diferencia a Brasil de México o Argentina?
R. Nuestra política es mucho más semejante a la de Chile. Hicimos lo opuesto a lo de México. Crecimos por encima del 5% en los tres últimos años, y siempre con superávit. comercial: mil millones de dólares en el último mes. Al principio importamos mucho, pero el 70% en equipos y materias primas, un 10% en petróleo y el resto en rubros diversos.
P. ¿Y respecto a Argentina?
R. No tenemos cambio fijo con el dólar. Hay margen de maniobra. En Argentina, la emisión de moneda está vinculada a la reserva monetaria. Esto lleva, si hay problemas, a la crisis bancaria. Aquí no.
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