El deportivo acude a Vigo con ánimo de revancha

El último derby gallego que verá Arsenio Iglesias desde el banquillo del Deportivo aparece rodeado de una tensión que no existía en las últimas temporadas. La victoria del Celta, en Riazor en la primera vuelta no se ha olvidado en La Coruña. Esa derrota y la eliminación europea ante el Borussia de Dortmund fueron el inicio de la cuesta abajo para el Deportivo, que acabó perdiendo csi todas sus opciones al título. Después de varias temporadas en que los derbys finalizaban con fraternales empates y declaraciones conciliadoras, la rivalidad entre los dos grandes del fútbol gallego vuelve a su pleno apogeo.En La Coruña el partido se vivió con intensidad durante toda la semana. La aparición de unas pintadas en Riazor en las que se advertía a los jugadores: "Si no ganáis en Vigo, no volváis", con la firma de los Riazor Blues, empezaron a calentar el ambiente. Jugadores como Fran han destacado durante toda la temporada la importancia de los dos puntos perdidos ante el Celta y acuden a Vigo con ánimo de revancha.

La victoria serviría para que el Deportivo asegurase la clasificación europea, aunque tampoco se olvida que cualquier nuevo tropiezo del Real Madrid podría meterle de nuevo en la lucha por el título. El presidente del club, Augusto César Lendoiro, ya se ha encargado de recordar esta semana que la Liga todavía no está perdida.

A pesar de que las relaciones entre ambos clubes no pasan por buen momento, la noticia de que los Riazor Blues no viajarán a Vigo hace que la tensión en las gradas vaya a ser menor de la esperada.

Para el Celta el partido. también es decisivo. La victoria le permitiría prácticamente asegurarse la permanencia, mientras que cualquier tropiezo le pondría en situación complicada por el difícil calendario que le espera de aquí al final de la Liga. Los buenos resultados de las últimas jornadas han despertado el entusiasmo entre la afición viguesa que llenará el estadio. Las medidas de seguridad movilizarán a casi 600 personas.