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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Podas extemporáneas

Me dio mucha pena ver en su periódico la fotografía de un montón de ramaje tirado por el suelo debido a que unos árboles habían sido podados no ya en plena brotación, sino con sus ramas llenas de hojas. Una de dos, señor director: o los responsables de la poda no tienen ni idea de la utilidad de esta operación, o sienten un odio profundo hacia nuestros árboles.La poda sólo es necesaria por tres motivos: para dar a los árboles jóvenes la forma deseada; para que los frutales aumenten su fructificación, y, en árboles de sombra, para evitar un excesivo desarrollo de la raigambre, ya que el volumen de las raíces es proporcional, en condiciones normales, al de la copa.

La poda debe ser hecha en invierno, cuando, por el frío, el árbol ha paralizado la producción de savia. Si la poda se realiza demasiado tarde, cuando el árbol ya ha iniciado la brotación, las heridas que se le producen dejan al descubierto los vasos capilares llenos de savia, líquido dulzón que atrae gran cantidad de insectos y hongos que pueden parasitarlo y enfermarlo gravemente.

Todo esto, señor director, se conoce y se practica en todas partes hace muchos años, menos en nuestras calles. Aquí, muchas veces se realizan podas tan drásticas que constituyen verdaderos desmoches de árboles que a menudo les provocan la muerte. Los árboles madrileños presentan en sus ramas, casi sin excepción, gran cantidad de muñones que les afean y dicen muy poco de sus cuidadores. La primera vez que fui a Inglaterra me sorprendió ver que las copas de los árboles guardaban allí las formas características de cada especie, tal como las había estudiado en mi carrera.

¿A qué obedecen tantas podas drásticas o extemporáneas, o las efectuadas en árboles ubicados lejos de edificaciones y que, por tanto, sus raíces no pueden perjudicar ningún edificio?. ¿Adónde va a parar la leña que las podas producen? Quizá aquí esté el secreto de tanta barbaridad. Aquí y en la incultura e incuria de los responsables municipales, que, como de costumbre, no se responsabilizan de nada.

Ante estos hechos, los vecinos debemos velar por los árboles de nuestras calles y denunciar en la prensa cualquier atropello que observemos.

Recordemos que los árboles son nuestros y que pagamos con nuestros impuestos a los que tienen la obligación de saber cuidarlos.

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