Bruselas
No salgo de mi asombro al leer la carta del señor Borrego publicada en EL PAÍS del 28 de abril.No sé en qué distrito de Bruselas residirá, ni qué experiencias tendrá en materia de basura en esta ciudad. Yo también paso en, Bruselas largas temporadas y puedo asegurarle que, considerándome tan exigente como el que más en materia de limpieza, veo que pocas ciudades hay en Europa tan limpias como ésta. La gente está tan concienciada, tanto ecológica como sanitariamente, que a la Administración municipal y a las gestoras comunales les cuesta muy poco trabajo mantener limpias las calles.
Y en cuanto al asunto de la basura doméstica, si, bien es cierto que se recoge dos o tres veces por semana, también lo es que esto es en invierno, que se mete en bolsas de plástico muy consistentes según las clases de desperdicio (unas para el cartón y otras para cristal, además de las usuales para el resto de los deshechos) y que se depositan en los garajes que todas las casas tienen casi sin excepción. En algunas zonas donde no hay garajes privados, se recoge a diario. En cambio, lo que el señor Borrego no dice es que cada día va habiendo más casas en las que los constructores o las comunidades de! vecinos instalan ingenios para el aprovechamiento de aguas residuales. Esto no sólo dice mucho en favor de la sensibilidad de las gentes de por aquí, sino también de su capacidad de previsión y, por tanto, de su inteligencia. Máxime teniendo en cuenta que llueve aún con la frecuencia que dice el señor Borrego (aunque también se nota el descenso de la pluviometría), y que en el centro y en el sur de España, hasta ayer, se seguían manteniendo praderas, lavándose a todas horas los coches, anunciándose urbanizaciones con piscina individual y duchándose la gente que todavía dispone de agua -como en Madrid- como si nadie oyese que el desierto está llamando a su puerta...-
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