¿Ayudar al pequeño comercio?

El Gobierno acaba de aprobar una línea de crédito de 60.000 millones para la modernización del pequeño comercio. Sabe que es un acto de pirotecnia y de disculpa ante el liberalismo comercial que se impone. ¿Pero se puede ayudar todavía al pequeño comercio, a esos 400.000 abrumados empresarios? Parcialmente sí, y la solución no está en que 4.000 o 6.000 detallistas remocen sus instalaciones... si después se quedan aislados y desprotegidos en su trabajo diario de compra, venta y gestión de sus negocios.Hoy está comprobado que la única forma de protección (y no de todos) se encuentra en la integración distribuidora en cadenas de franquicia realmente selectas, especializadas, comerciales y competitivas, en beneficio de sus dos componentes.

Ello requeriría tres tipos de medios, a, ras del suelo: información y mentalización socio-empresarial; promulgación de algunas medidas legales, en defensa de la tecnología y la organización; y medios económicos para las acciones de selección, entrenamiento, promoción y creación de las centrales de servicios, fundamento del sistema.

Pero ni las cámaras ni las asociaciones empresariales lo están comprendiendo así, cayendo en la casuística engañosa de los horarios de los grandes, sin descender a las necesidades reales y permitiendo que el movimiento maravilloso de la asociación por franquicia vaya degenerando por la improvisación, el desenfreno de la selva y la codicia, con un inmenso despilfarro que pagamos todos.-