En Vigo, naranjos y gaviotas

Onésimo Anciones se lo advertía hace 20 años a los redactores en prácticas: las noticias están en los bares, en la calle, es inútil esperar a que lleguen hasta la redacción. Ayer por la mañana se confirmaba una vez más este axioma en el bar del aeropuerto de Barajas, esperando embarcar para Vigo. Sin cita previa apareció, cargado de noticias, Álvaro Renedo, que ha dejado Roma para integrarse en la candidatura de Martínez Laredo a la alcaldía burgalesa y enfrentarse en su tierra a los populares de Valentín Niño. Cuenta Renedo que ha sido el constructor encarcelado, José Miguel Michel Méndez Pozo, quien ha impuesto a Niño y desbancado al candidato César Huidobro, inicialmente previsto por el PP. Pero la megafonía anuncia su vuelo y se interrumpe el coloquio.Entonces llega el profesor Enrique Fuentes Quintana. Viaja a Vigo para conferenciar en una prestigiosa escuela de negocios a la misma hora en que se anuncia el mitin de José María Aznar en el pabellón muticipal de deportes de Las Traviesas.

Es como torear en Vista Alegre cuando en Las Ventas se celebrá la Feria de San Isidro, pero Fuentes dice que tiene un público cautivo en el alumnado del centro, algo así como el voto de los pensionistas y beneficiarios del PER para el PSOE. Como no entra en competencia, puede hablar con libertad. Comenta las conclusiones de algunos de sus últimos estudios para la Fundación de la Confederación de Cajas de Ahorros.

Asegura Fuentes que, con las actuales tecnologías, el PIB del año 1960 podría lograrse con el 20% de los empleados de aquella fecha. Menciona el incremento de la inversión y subraya su alto componente tecnológico y su baja tasa de creación de empleo. Sigue un breve pasaje por la polémica fiscal. El profesor considera que todo apunta a la baja de los tipos y a la supresión de las desgravaciones. Piensa que la discutida experiencia de Reagan podría corregirse y que el impuesto sobre sociedades debería igualarse en el 40% con el máximo anunciado del IRPF. El problema es que en ese momento surgiría la bronca si se intentaran eliminar las bonificaciones empresariales. Con su experiencia política, descarta Fuentes que realidades tan precisas como éstas lleguen a la arena electoral. Piensa que nos acercamos al fin del contrato de trabajo de duración indefinida. Luego, repasando los puntales económicos del PP, observa la influencia de José Luis Feito desde FAES, echa en falta una dosis de arrastre dialéctico en Cristóbal Montoro, ve con muchas posibilidades a Rodrigo Rato y lamenta la preferencia de este último por la cartera de Exteriores.

Mientras, Galicia esperaba a José María Aznar con lluvia y calma. Los periodistas eran atendidos en Santiago, junto al aeropuerto, por el presidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne. Se les ofrecía un almuerzo copioso, salvo para quienes debían transmitir para la radio, como Diana Arias, de la agencia Efe, y sobre ruedas llegaba una queimada según los usos afectuosos debidos a los huéspedes. Se abría una sobremesa con preguntas. El presidente se ejercitaba en la moderación y aseguraba haber felicitado a Frigoríficos de Cangas de Morrazo por su ascenso a la primera división de balonmano. Fraga sabía que la jornada tenía otro protagonista. Al final, citado en la arena internacional, el presidente de la Xunta señalaba que desaparecido el muro de Berlín y pulverizado el imperio del mal, los problemas seguían sin resolverse.

Por fin, el avión del líder del PP llegaba a Vigo, lleno de naranjos y gaviotas, procedente de Madrid pasadas las seis de la tarde. José María Aznar había podido descansar a domicilio y disputar a mediodía una partida de paddle en la cancha del gimnasio Abasota, frontera del diario El Mundo, con el periodista Pedro José Ramírez. Así, eliminadas las toxinas, pudo en la tribuna de Las Traviesas Aznar seguir asegurando su ausencia del circuito de las provocaciones.