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Chernomirdin reúne en su nuevo movimiento político a la élite rusa en el poder

Pilar Bonet

El jefe del Gobierno de Rusia, Víctor Chernomirdin, encabezó ayer el congreso constituyente de un nuevo movimiento político que, bajo el nombre de Nuestra Casa es Rusia, aglutina a la élite en el poder, en el que es el intento más serio realizado hasta ahora de ganar las elecciones legislativas del próximo diciembre. Numerosos ministros asistieron al congreso, que fue organizado desde las dependencias del Gobierno y que ofreció a sus asistentes una generosa comida gratuita sin precedentes en otros grandes actos políticos del mismo género.

Un total de 46 jefes de Administración (gobernadores provinciales) y cinco jefes de Gobierno locales (del total de 89 provincias rusas), además de varios miembros del Gabinete federal y personajes de la élite financiera, como el director de la empresa monopolística del gas ruso Gazprom, o de la élite cultural, como el director del Museo Ermitage de San Petersburgo, figuran en el consejo del nuevo movimiento, formado por 126 miembros.Nuestra Casa es Rusia ha sido etiquetado por sus detractores como "el partido del poder" o como la versión rusa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México. Recordando el fracaso del Partido Comunista de la URSS en las elecciones parlamentarias de 1989, los observadores políticos son precavidos al evaluar las posibilidades de la nueva formación, ya que en unas elecciones honestas el dominio de los principales resortes de influencia en Rusia puede no ser suficiente para contrarrestar la hostilidad de los ciudadanos hacia los dirigentes.

El nuevo movimiento, que pretende ocupar el espacio del centro-derecha, formaba parte de una estrategia de bipartidismo concebida por los colaboradores del presidente Borís Yeltsin para asegurar la continuidad. Sin embargo, el otro elemento de esta estrategia, un bloque de centro izquierda, no ha cuajado hasta ahora, ya que el jefe de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), Iván Ribkin, no ha podido o no ha querido realizar el plan presidencial. Ribkin pertenece al influente Partido Agrario, que tiene su propio electorado y teme diluirse en un bloque alternativo al gubernamental.

Bendecido por Yeltsin

Aunque Chernomirdin cuenta con las bendiciones del presidente, éste parece mantener aún ciertas ambigüedades ante el afianzamiento del jefe del Gobierno. En lo que parece un intento de disipar cualquier reticencia, Chernomirdin ha afirmado que no se presentará a las elecciones presidenciales; previstas para junio de 1996.

"Si no nos organizamos nosotros, se organizarán otros", dijo ayer el jefe del Gobierno, quien, como otros oradores, se pronunció en contra de los pequeños partidos que con poca representación copan escaños en el Parlamento. La "estabilidad" y el "progreso sin conmociones" fueron parte del mensaje del primer ministro, un tecnócrata que antes fue director de Gazprom. El congreso, que duró cuatro horas, se caracterizó por la ausencia de debate y por discursos monótonos cuyo tema dominante era la necesidad de superar la incertidumbre y asegurar un clima de tranquilidad al ciudadano y al empresario. Chernomirdin se mostró partidario de crear una economía nacional eficaz y señaló que ésta puede comenzar a recuperarse en 1996 con el incremento de la producción en los sectores más importantes.

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El director de la empresa de automóviles VAZ de Togliati, el de la fábrica de camiones Kamaz de Tatarstán y el del complejo metalúrgico de Magnitogorsk, tres gigantes de la industria rusa, están entre los seis directores que ayudaron a pagar la factura del congreso, según dijo Alexéi Golovkov, miembro de la nueva organización. Yeltsin envió un saludo a Nuestra Casa es Rusia, pero no asistió al congreso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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