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TRIBUNALES

El violador de Montjuïc', condenado a 61 años de prisión por delitos sexuales

Ricardo López Parras, el violador de Montjuïc', ha sido condenado a 61 años de prisión. La sala segunda, de la Audiencia de Barcelona considera que López es autor de una violación, un robo con violación, un robo con intimidación y una agresión sexual. La sentencia, que es condenatoria en cuatro delitos, exculpa a López de otros cinco. La acusación pública pedía 102 años de prisión por nueve delitos contra la libertad sexual. López no permanecerá más de 30 años en prisión, pena máxima establecida por la ley española.

El violador de Montjuic, un empleado de banca de 44 años, casado y padre de dos hijos, se dirigía a los descampados de la montaña barcelonesa y abordaba a las parejas que aparcaban allí sus coches en busca de intimidad. López, que acostumbraba a llevar chándal y la cara parcialmente tapada, amenazaba a sus víctimas, les robaba el dinero y, posteriormente, agredía sexualmente a las mujeres en presencia de su acompañante.La sentencia absuelve a López de cinco delitos: una violación, dos agresiones sexuales, un abuso deshonesto y un robo con intimidación. En todos estos casos, el juez considera que no está suficientemente probado que López sea el autor de estas agresiones. Algunas de las víctimas dudaron a la hora de identificar a Ricardo López como autor de las agresiones en las distintas ruedas de reconocimiento efectuadas tanto en las dependencias policiales como durante la instrucción del sumario. Sin embargo, en el transcurso de la vista oral todas las víctimas afirmaron reconocer a Ricardo López como el autor de las agresiones. Con estas cinco absoluciones, la petición de un siglo de prisión del fiscal queda suavizada.

Durante la vista oral, Ricardo López reconoció su tendencia a mirar a las parejas mientras mantenían relaciones sexuales.

"Soy una persona casera, trabajadora y deportista, pero en el terreno sexual tengo el vicio de: mirar a las parejas", afirmó durante el juicio. También explicó que frecuentaba Montjuic, porque era muy aficionado al deporte y se entrenaba para un maratón.

Todas estas declaraciones se volvieron en su contra. La sentencia afirma que "no puede dejar de constatarse que Léipez admitió haber estado en varias ocasiones por la montaña de Montjui vistiendo chándal por más que lo justificase diciendo que le gustaba hacer deporte". "Tampoco puede dejar de constatarse que le gustaba mirar en los coches para ver a las parejas, llegando a afirmar que a veces había acudido expresamente a mi rar", continúa. El dictamen recoge las agravantes de disfraz, des poblado y nocturnidad.

López hizo, durante el juicio, un alegato que resultó una clara provocación para las víctimas y sus novios, presentes en la sala. Afirmó no entender cómo los novios de las mujeres agredidas no las defendieron cuando sucedieron los hechos.

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