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El teatro Bolshói busca su renacimiento

Vladímir Vasiliev anuncia el fin de la decadencia y la "corrupción espiritual" del teatro

Vladímir Vasiliev -el flamante director artístico del legendario teatro Bolshói, hoy dividido y degradado- sabe que le queda poco tiempo como creador: su experiencia le dice que después de los 60 años un coreógrafo ya no hace nuevos descubrimientos, y él acaba de cumplir los 55 años el 18 del mes pasado. A pesar de ello, este gran bailarín desea dedicar la vida creadora que le queda a contribuir al renacimiento del Gran Teatro Bolshói, dejando a otros ocupar la, escena de este mítico y legendario templo del ballet y la ópera rusos, mientras él se concentra en su labor de director artístico.

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Verdad es que Vasiliev sueña con poner, por lo menos, una obra, El lago de los cisnes, en una nueva versión. El coreógrafo recibió a EL PAÍS en su nuevo despacho, en el Bolshói, mientras se levantaba el telón para mostrar Romeo y Julieta, el mismo espectáculo que, a mediados de marzo, se negaron a bailar los artistas, protagonizando la primera huelga en la bicentenaria historia del teatro. Esta acción la realizaron en apoyo de Yúri Grigorovich, el coreógrafo que durante 30 años gobernó con mano de hierro el Bolshói, y en protesta por el nombramiento de Vasiliev, quien reconoce que parte de la compañía le rechaza."Naturalmente, los artistas que lucharon para que todo quedara como antes, para que permanecieran los antiguos dirigentes, no se sienten muy cómodos que digamos. Pero esto es normal. Lo que me asombra es la gran cantidad de personas que cambian, en un instante, su manera de pensar, su posición. Esto es algo que no me gusta en absoluto, porque refleja una corrupción espiritual", dice Vasiliev refiriéndose a la gente que apoyaba a Grigoróvich y hoy reniega de él.

Al mismo tiempo, Vasiliev se niega categóricamente a retirar la demanda judicial contra los 14 artistas a los que la Administración acusa de haber organizado la huelga del 11 de marzo. "No es la primera vez; en una ocasión ya los perdonaron. Si no seguimos adelante con el juicio, entonces la gente se acostumbrará a mentir. Ellos sabrán que nada les amenaza. Hoy dicen una cosa, mañana otra, hoy organizan una huelga y mañana dicen que lo hicieron en un estado emocional o que los obligaron. No. Son gente adulta y creo que deben ser responsables de sus actos. Otra cosa es lo que yo haré después con respecto a ellos... Créame, no ardo en deseos de vengarme. Pero creo que el mal debe castigarse. Sin falta, porque el mal engrendra al mal", declara.

Sobre la fuga de artistas que se está produciendo debido a su nombramiento y a la dimisión de Grigoróvich, Vasiliev dice que "quisiera que se manifestara en toda su extensión lo antes posible". "Sería mejor para el teatro. No se puede comenzar desde. cero, pero cuanto más rápidamente se produzcan las fugas que deben producirse, tanto mejor. En cuanto a los grandes artistas, creo que hay que darles la oportunidad de trabajar aquí. Pero el caso de Nadezhda Pávlova

[que dimitió la semana pasada] es diferente. Ella no se va por razones artísticas ni porque no esté de acuerdo con mi nombramiento. Lo ha dicho claramente: se va porque he nombrado jefe de ballet a Viacheslav Gordéyev, con quien ella considera que no puede trabajar. Es un asunto personal. Gordéyev fue su marido, y el mejor periodo para ella fue cuando bailaron juntos. Pero no voy a rogarle que se quede. Hace mucho tiempo, en mi opinión, que pasó la época de su cima artística. Y no es culpa mía que ella no haya hecho casi nada en el teatro. Creo que es culpa de todos los antiguos dirigentes, que no protegieron el talento de Pávlova. Su talento no se desarrolló. Comenzó en la cima y toda su vida artística posterior fue en bajada. Esto es terrible. Esto es algo que no hay que permitir que suceda con nadie. Por supuesto que es difícil cuando comienzas desde la cima. Pero el artista es artista sólo cuando va subiendo. Y aquí es donde debe desempeñar su papel el buen jefe. . Ella es un talento, pero no es culpa mía que yo haya llegado tarde", se defiende apasionadamente Vasiliev.

Vasiliev dice haber recibido el Bolshói en un estado artístico deplorable, de decadencia, aunque no cree que "por su potencial creativo la compañía sea menos interesante que hace 20 años". Un reflejo del empobrecimiento artístico es el repertorio, "muy reducido, prácticamente de un solo artista". "Cuando me preguntan si voy a dejar de dar los ballets de Grigoróvich simplemente me río, porque es_imposible. Si lo hiciera no quedaría nada. Creo que en 30 años hizo muy poco, y esto estaría muy bien si a cambio hubiera una gran cantidad de ballets de otros coreógrafos. Pero el mal principal es la pérdida de moral que se siente en la atmósfera del teatro. Debido a que Grigoróvich subordinaba a sus propios intereses a una enorme compañía, de la que, naturalmente, elegía los mejores -o los que le parecían los mejores-, se produjo una división entre los humillados y ofendidos y los favoritos. Esto, a su vez, engendra el odio entre los compañeros de arte, lo que no debe existir. Por eso, yo puedo incluso no discutir con aquellas personas que piensan que Alexandr Lázarev

[que era jefe de la ópera en el Bolshói] o Grigoróvich son geniales. Es asunto de ellas y tienen derecho a pensar así. Pero nunca estaré de acuerdo en que ellos fueron buenos dirigentes. Fueron muy malos jefes", dictamina Vasíliev.

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