Un torero de verdad
Habíamos visto poco en Barcelona a Miguel Rodríguez. Concretamente, sólo en una novillada en 1989 y en otra al año siguiente. Luego tomaría. la alternativa en 1991, pero hasta ahora no se ha presentado en la Monumental como matador de toros. Por ello puede hablarse de sorpresa, de agradable sorpresa, al referirse a la actuación de este diestro madrileño de 25 años, que, con sereno valor y torería de la mejor ley, demostró ser un torero de verdad.Y no se crea que lo que tuvo delante le puso. las cosas fáciles. Su primero, un sobrero, manseó descaradamente en los dos. primeros tercios y hasta saltó la barrera. Antonio Cantillo lo banderilleó con mucho valor y el toro llegó. a la muleta áspero, pero transmitiendo emoción. Rodríguez le plantó cara, no dudándole un momento Y haciendo las cosas con mucha verdad y siempre muy asentado. Media estocada y cinco descabellos hicieron que se esfumasen los bien ganados trofeos.
Corte / Campuzano, Cámara, Rodríguez
Cuatro toros de Conde de la Corte (uno devuelto por flojedad de remos), 5º y 6º de María Olea: 1º, bravo y noble, resto con problemas. 3º, sobrero de Carriquiri manso. Tomás Campuzano: ovación; aviso y ovación. Fernando Cámara: palmas y sale al tercio; aviso y palmas y sale al tercio. Miguel Rodríguez: vuelta; oreja. Plaza Monumental, 7 de mayo.
Al sexto le hizo un gran quite a la verónica y lo banderilleó guapamente. El toro fue a menos en la muleta, venciéndose por el pitón izquierdo, pero Rodríguez volvió a estar muy bien con él, con la cabeza fría y el corazón caliente,- siempre con apostura y torería. Una estocada entrando con rectitud y un certero descabello dieron paso esta vez a la concesión de la única: oreja de la tarde.
Un gran toro,
El primero de la tarde, Bandurrito, fue un gran toro, que hizo una buena pelea en varas y que humilló y tuvo nobleza en la muleta, arrancándose de lejos con alegría. Tomás Campuzano tuvo la honradez de lucir mucho al toro, aunque ello le perjudicase, porque el público vio que la aseada faena estaba por debajo de las posibilidades que ofrecía la res,
El cuarto toro de la tarde embistió descompuesto y a oleadas, mostrando Campuzano su esforzado profesionalismo y sus machacones intentos de agradar, aunque tomase a veces sus precauciones al colocarse fuera de cacho.
Fernando Cámara comenzó muy decidido la faena a su primero, pero no consiguió acoplarse con un astado distraido y sin fijeza.
Estuvo bien con el muy armado quinto, en cambio, al que muleteó con muy buenas maneras, aunque la sosa embestida del toro transmitiese muy poca emoción. En los dos tuvo la osadía de salir a saludar al tercio con muy pocas palmas, a pesar de que en el quinto mereció mejor acogida.
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