El archivo regional abre sus puertas en una vieja cervecera

La antigua fábrica de cervezas Mahou -dirigida desde principios de siglo por el madrileño Casimiro Mahou García- de la calle de Amaniel se ha convertido en biblioteca de la memoria. Sobre la estructura de la industria se ha instalado un archivo que abrió sus puertas ayer. La Comunidad de Madrid ha pagado 750 millones de pesetas por la reforma de la fábrica. Ya tiene su' archivo regional. La institución que preside Joaquín Leguina, con doce años de vida, almacena en el nuevo templo de los investigadores documentos de hace cinco siglos.El arquitecto que ha resucitado la vieja fábrica para el uso público es Salvador Pérez Arroyo (autor del Faro de Moncloa, el Planetario y la rehabilitación de la plaza de Chinchón). Pérez Arroyo ha forrado una parte del edificio con láminas de acero cortén, de aspecto oxidado. "Quise mantener la imagen industrial que me encontré al visitar por primera vez la fábrica: óxido y maquinaria". El arquitecto reconoce que el trabajo no ha sido fácil: "Era un buen edificio del siglo XIX con muros de ladrillos muy consistentes. Tanto, que para derribar los depósitos de cerveza tuvimos que recurrir a un robot teledirigido", recuerda.