La ONU considera explosiva la situación en Croacia
La olla balcánica gana presión, hasta el punto de que el portavoz de la ONU en Zagreb calificaba ayer la situación, en medio de generalizados movimientos de tropas, como "potencialmente explosiva". Tropas del Ejército croata y fuerzas rebeldes serbias están concentrando hombres y armamento. en el extremo oriental del país, junto a Osíjek. Un millar de soldados croatas apoyados por carros de combate han cruzado en el sur, cerca del bastión serbio de Knin, la tierra de nadie que separa al Ejército gubernamental croata y a los separatistas de la Krajina.
En Eslavonia occidental, donde se anunció un alto el fuego tras darse por acabada la ofensiva relámpago de Zagreb para controlar la autopista hacia Belgrado, los últimos 200 soldados serbios que resistían en la localidad de Pakrac se rindieron a las tropas croatas apoyadas con artillería, carros de combate y morteros.Miles de civiles serbios permanecen atrapados en la zona. En esta situación, un nuevo ataque con cohetes sobre Zagreb, donde las sirenas de alarma atronaron de nuevo ayer en una alerta falsa, podría tener consecuencias desastrosas para la región y para Europa.
Todas las informaciones de que dispone el mando de Naciones Unidas en Zagreb, las que hace públicas y las que no, apuntan a que los dirigentes croatas y los serbios secesionistas que ocupan desde 1991 un tercio del país están preparándose para la guerra. Y no sólo psicológica.
Pero según el máximo portavoz de la ONU en la antigua Yugoslavia, Fred Eckhard, "no hay solución militar viable, presionamos a los dos bandos para que lo. entiendan así y negocien. un acuerdo. La situación es potencialmente explosiva". Por si cabía alguna duda de que los conflictos de Bosnia y Croacia son inseparables, los líderes serbios en ambos países, los ultranacionalistas Radovan, Karadzic y Milan Martic, han amenazado con una ofensiva total si la ONU no fuerza al presidente de Croacia, Franjo Tudjman, a que sus tropas vuelvan a las posiciones anteriores a su ataque del lunes.
El primer ministro croata, Nikica Valentic, sugería ayer en el Parlamento que las "próximas semanas" pueden ser tiempos muy duros para este país, mientras las emisoras de Zagreb hacían cada cuarto de hora llamamientos a los serbios que todavía combaten en Eslavonia occidental para que abandonen las armas con promesas de amnistía. El alto el fuego permanente firmado por los dos bandos hace poco más de un año es ya sólo un recuerdo. Los rebeldes serbios rechazaron a última hora negociar con Croacia en Ginebra en contra de lo que habían manifestado al mediodía.
Línea de separación
El pulso es alarmante. En el extremo oriental de Croacia, en la zona de la Krajina junto a la frontera serbia, tropas rebeldes apoyadas por tanques se mueven hacia la línea de separación. Y lo mismo hace el Ejército, croata desde Osijek. Cascos azules de Kenia y Canadá pobremente armados están viendo desde sus puestos de observación cómo. toman posiciones los carros de combate de los dos Ejércitos en la Eslavonia oriental.
En el sur, no lejos de Knin, la capital rebelde, 800 soldados croatas apoyados por blindados han cruzado la zona desmilitarizada y amenazan los puestos de observación de la ONU. Knin está al alcance de la artillería croata, que tiene piezas a menos de 20 kilómetros del feudo serbio. Las fuerzas armadas de Zagreb también están concentrando efectivos en la localidad serbia, de Medak, junto a la costa dálmata. La nueva situación envía al limbo el proyectado redespliegue de las fuerzas de la ONU en Croacia, de acuerdo con el nuevo mandato aprobado por el Consejo de Seguridad el 29 de marzo.
El presidente Tudjman advirtió el miércoles que "el Estado croata responderá decisivamente para detener nuevos actos de terrorismo", en alusión directa al bombardeo de Zagreb, que ha causado seis muertos y 40 heridos muy graves entre el martes y el miércoles y sembrado el pánico en la capital, de la que ya han salido familiares del personal de varias embajadas.
Ayer hubo un nuevo reflejo de este terror cuando a la una menos cuarto de la tarde las calles se quedaron vacías y cesó la circulación al escucharse las sirenas de alarma. Una experiencia que nadie se imaginaba quince años atrás, cuando desaparecía el todopoderoso croata Tito, precisamente un 4 de mayo. A pesar de un tiempo plenamente primaveral, Zagreb parece un fantasma de sí misma, con las calles y los transportes públicos semivacíos. Los escaparates del centro muestran las huellas de la metralla de las bombas-racimo disparadas por los serbios desde sus vecinas posiciones en la Krajina para aterrorizar a la población. El embajador de Londres en Croacia aconsejó ayer a los ciudadanos británicos que abandonen el país.
El líder de los separatistas serbios, Milan Martic, ha declarado desde su feudo de Knin que los 23 proyectiles caídos sobre Zagreb durante dos días consecutivos son sólo un aviso.
Problemas de evacuación
Los combates en Eslavonia occidental -zona arrebatada a los serbios a poco más de un centenar de kilómetros al sureste de Zagreb y donde teóricamente regía un compromiso verbal de alto el fuego- impedían ayer la evacuación por Naciones Unidas de los civiles serbios que todavía aguantan en Pakrac y Okucani.
No hay cifras seguras sobre el éxodo de población civil provocado por el asalto croata a este enclave serbio de unos 18.000 habitantes. La Oficina de Naciones para los Refugiados habla de 5.000 personas que han cruzado el puente sobre el río Sava en dirección a Gradiska, en territorio serbobosnio. El alcalde de Banja Luka, principal ciudad de Bosnia en manos de los serbios y lugar al que se dirige la mayoría de los refugiados, los cifra en diez mil. Un portavoz del líder serbobosnio, Radovan Karadzic, declaró ayer que sus tropas no van a estar quietas mirando cómo los croatas concentran hombres y armamento en el sur y el este del territorio que controlan sus correligionarios de la Krajina. [En en el enclave bosnio de Bihac, un bombardeo serbio causó un muerto, según fuentes de la ONU, informa Reuter.]
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