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España descarta ser la primera en retirar sus 'cascos azules' de Bosnia

Ramón Lobo

La amenaza europea de retirada de Bosnia-Herzegovina, que se plantea cíclicamente, vuelve a estar encima de la mesa. Francia impulsa el debate al calor de la pugna electoral.El Reino Unido navega en dudas cada vez que sufre una baja (ayer resultaron heridos seis cascos azules británicos en Maglaj) y España, tras los amagos publicitados por Felipe González y sus ministros de Exteriores, Javier Solana, y de Defensa, Julián García Vargas, matiza que no retirará de forma anticipada o unilateral sus cascos azules de Bosnia-Herzegovina. Según fuentes de Exteriores, cualquier medida se adoptará, llegado el caso, con acuerdo con los países europeos que tienen tropas desplegadas en Bosnia, es decir, Francia y Reino Unido.

Se recuerda que la presencia de tropas en la misión de la ONU es voluntaria y, por ello, abierta a cambios. Podría repetirse el caso de Somalia, cuando EE UU, primer contribuyente de la misión, anunció con meses hasta la hora de su retirada.

La mayoría de los cascos azules españoles están desplegadas en zonas de riesgo relativo. De las tres bases, sólo la de Medjugorje está cerca del frente, a unos 40 kilómetros de Mostar. Por esa razón, el Gobierno español considera que no sería apropiado ni recomendable dar el primer paso en una eventual retirada.

Para España, la misión de la ONU en la antigua Yugoslavia todavía tiene sentido. A pesar de ello, fuentes diplomáticas españolas reconocen que el fin del alto el fuego en Bosnia (30 de abril) y el reciente ataquee del Ejército de Croacia a una zona ocupada por los serbocroatas en Eslavonia occidental suponen un cambio trascendental, pues amenazan con prender de nuevo la guerra abierta.

Perjuicios para Mostar

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Habrá que evaluar, sugieren esas fuentes diplomáticas, las posibilidades de cumplimiento de la misión y sus riesgos. En esa evaluación hay que tener en cuenta si la presencia representa un menor perjuicio que la ausencia. En el caso de los cascos azules españoles, Exteriores cree que una retirada precipitada hundiría los logros humanitarios y sociales cosechados hasta ahora en Mostar.

El Ministerio de Defensa español dispone de planes concretos de retirada. En un supuesto de abandono pacífico de Bosnia-Herzegovina, con el acuerdo de las partes, Defensa evalúa en dos o tres meses el tiempo necesario para desmontar las bases.

En el supuesto de retirada de efectivos militares sin que exista antes el acuerdo de las parte pero sin oposición, la protección de la operación correría a cargo de la Alianza Atlántica. Los soldados españoles, en ese caso, debido a su proximidad a la costa adriática, serían de los último en dejar la antigua Yugoslavia pues estarían obligados a cubrir la retirada de otros cascos azules que actúan en Bosnia central o los enclaves de Srebrenica, Zepa y Gorazde.

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