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INTERIOR Y LOS JUECES.

Garzón acusa a Roldán de encubrir pagos a Amedo

Luis Roldán entró ayer en la Audiencia Nacional como testigo del caso GAL y salió como inculpado de encubrir un delito de malversación de fondos reservados. El juez Baltasar Garzón le acusó de no haber puesto en conocimiento de las autoridades judiciales el último pago, de 50 millones, a las mujeres de los ex policías José Amedo y Michel Domínguez, realizado en Suiza.

El cambio en la situación jurídica de Roldán refuerza su posición procesal para acusar de malversación de fondos reservados a sus antiguos superiores el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, actualmente encarcelado; el ex ministro del Interior José Luis Corcuera, y el vicepresidente del Gobierno Narcís Serra, entonces ministro de Defensa.

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Roldán no aportó ningún dato nuevo sobre financiación con fondos reservados ni sobre la denominada trama verde de los GAL, supuestamente integrada por agentes de la Guardia Civil. Su comparecencia tuvo dos partes diferenciadas: como testigo ratificó su declaración del 8 de abril. Al reiterar que tuvo conocimiento del último pago hecho en Suiza, el juez le advirtió que modificaría su status de testigo en la causa y pasar a la condición de imputado.

En ese instante terminó su primera declaración. Se hizo pasar a su abogado, José Luis Guardia, y comenzó una nueva declaración, ya como imputado, en la que insistió en las imputaciones a sus antiguos superiores.

Roldán reiteró que había ordenado al teniente coronel Yuste, jefe de su secretaría personal, que acompañase a Suiza al secretario personal de Vera, Juan de Justo -actualmente en libertad provisional con fianza-, para facilitarle los trámites, aduaneros. Al regreso, Yuste criticó la forma en que se había hecho la entrega de 50 millones a cada una de las esposas de los ex policías, dado que viajaron en el mismo avión y se alojaron en el mismo hotel.

Roldán trató de dejar a salvo la actuación de su antiguo colaborador, el teniente coronel Yuste, de quien dijo que no sabía "absolutamente nada del contenido del viaje". En cambio, atribuyó a Vera haber ordenado el pago a los ex policías.Dos o tres días después del regreso de Yuste, Roldán asegura que comentó el viaje con Corcuera, entonces titular de Interior."Habrase visto", respondió Corcuera, en alusión a la forma en que se hizo el pago, según la versión de Roldán, quien mantiene que también comentó los hechos con Narcís Serra, entonces ministro de Defensa.

La ratificación de Roldán en sus acusaciones puede provocar la citación de Garzón a Corcuera, aunque aún no se ha producido. La declaración de Roldán no cambia la situación de Vera, ya que el ex secretario de Estado está procesado por los dos hechos que Roldán le imputa.

Durante su declaración, Roldán sacó del bolsillo las fotocopias de dos cheques nominativos por un importe de siete millones cada uno. El primero era de Indubán, fechado el 25 noviembre de 1985, y el otro, del Banco de España, de enero de 1986. Según Roldán, ambos le fueron entregados en concepto de "indemnización": el primero por Julián Sancristóbal y el segundo posiblemente por Rafael Vera, aunque esto no lo recordaba con precisión. Roldán, que en aquel tiempo era delegado del Gobierno en Navarra, fue nombrado meses después director de la Guardia Civil.

Investigación de Ferrer

Roldán entregó las fotocopias de los cheques a Garzón, pese a que su enriquecimiento ilícito lo investiga la juez Ana Ferrer, ante la cual se ha negado a declarar en dos ocasiones.

El abogado de la acusación popular, José Luis Galán, manifestó que Roldán también ratificó que había llamado a Vera para consultarle sobre el paso de la frontera de Dantxarinea (Navarra) a los secuestradores de Segundo Marey. Galán preguntó al ex director de la Guardia Civil si había ordenado alguna investigación sobre implicaciones de agentes del cuerpo en la trama de los GAL. Roldán dijo que no.Por otra parte, Felipe González afirmó ayer que las declaraciones en las que Roldán implica a sus superiores no le inquietan: "No tengo ninguna preocupación de que vayan adelante esos procedimientos judiciales. Eso es lo que tiene que pasar".

En una rueda de prensa con el canciller austriaco, Franz Vranitzky, González dijo que "a veces da la sensación de que las personas que tienen una aparente responsabilidad en determinadas irregularidades, se convierten en víctimas". Y concluyó: "Pero me imagino que es más bien una apariencia que una realidad".

Un galimatías jurídico

La situación jurídica de Luis Roldán lleva camino de convertirse en un galimatías jurídico. En el caso Laos se ha producido, por primera vez en la historia del Derecho Penal español, el hecho singular de que una persona sea considerada autor y víctima del mismo delito. Según Garzón, Roldán es víctima del delito de falsedad urdido por Francisco Paesa en el extranjero para propiciar su entrega a España. La juez María Tardón, en un auto dictado ayer, entiende que no sé puede descartar la participación de Roldán, "cuya firma aparece en los documentos cuya falsedad se persigue", por lo que la única situación procesal que le corresponde es la de "imputado".A la inicial disparidad sobre la competencia se une la de la autoría. Si, como afirma Garzón el delito se cometió en el extranjero, la competencia es de la Audiencia Nacional.

Si, como sostienen la Junta de Fiscales de Sala, la Audiencia de Madrid y bajo el criterio de ésta, la juez Tardón, los papeles que limitaban a dos los delitos se falsificaron para vincular a la justicia española, la competencia sería de Tardón.

Ahora ya no está claro si el instructor del caso Laos debe ser Garzón o Tardón, pero tampoco acaba de perfilarse si Roldán es autor o víctima.

En las demás procesos, Roldán también mantiene una posición equívoca. En el caso GAL, Garzón cambió ayer su posición de testigo por la de inculpado. Un inculpado que lejos de negar las imputaciones, refuerza su condición de acusador de sus superiores, en lo que cada día se asemeja más a la figura, tan profusamente fomentada por Garzón, del arrepentido.

En el caso Crillon, en el que fue denunciante con la intención de perjudicar a sus antiguos jefes, figura como único inculpado.

El genuino caso Roldán, el único que no quiere ver ni en pintura, es también el único en el que siempre ha mantenido su posición invariable: imputado.

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