Recreación en el tedio
El alma máter de Megadeth, Dave Mustaine, lleva al menos una década luchando contra su pasado -desperdició una oportunidad de oro como integrante de una primitiva formación de Metallica, banda líder del metal en los noventa- mientras ha construido paciente aunque irregularmente una carrera coronada con el éxito popular que otorgan ventas de discos y entradas de conciertos. A la ascensión de Megadeth le ha perjudicado el carácter inestable de Mustaine, pero por contra le ha beneficiado la inteligencia del personaje al abordar el hosco género del heavy metal como plataforma de denuncia concreta y tangible.Para entrar en materia musical, Corrosion of Conformity, una banda norteamericana de cierto culto por su anticipación en el cruce estilístico entre el hardcore y el metal, se apañó aceptablemente. Crossover, como dicen los sajones, que a estas alturas a nadie sorprende, pero que en su día tuvo mucha miga. Y luego Megadeth decidió mirarse al ombligo y marcarse un concierto monótono y pesado, plagado de guiños que sonaron un tanto forzados. Su repertorio fue sometido a una suerte de vulgarización que sorprendió negativamente. Conclusiones a las que llega este comentarista, pero de las que seguramente discrepará una gran mayoría de los asistentes. En vista de que la concurrencia estaba ganada de antemano, parece como si Megadeth decidiera recreare en mostrar un discurso verdaderamente tedioso.
Megadeth
Dave Mustaine (guitarra, voz), Marty Fricoirnan (guitarra), Dave Elleflon (bajo), Nick Menza (batería). Sala Universal de Leganés (Madrid). Entrada: 2.000 espectadores. Precio: 3.000 pesetas. Lunes 17 de abril.
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