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El retorno del opositor Yusufi abre esperanzas de diálogo con Hassan II

Abderramán Yusufi ha vuelto a casa. El primer secretario y miembro del buró político de la Unión Socialista de las Fuerzas Populares (USFP) regresó hace una semana a Casablanca. Ponía de esta manera fin a un exilio voluntario en Francia que inició hace 18 meses para protestar por las "condiciones en que se celebraron las elecciones legislativas de 1993. Su retorno ha reforzado a la oposición democrática y abre de nuevo las puertas a la esperanza de un verdadero diálogo con el rey Hassan II

, Casablanca se convierte los domingos por la mañana en una ciudad apacible, de dimensiones humanas, sin tráfico, sin casi gente en sus calles, sobre todo en ese rincón del barrio de Burgogne, a mitad de camino entre la gran mezquita de Hassan II y la avenida de la Corniche, donde reside el líder socialista Abderramán Yusufi, de 70 años de edad."El señor está de nuevo en casa", asegura con una sonrisa en los labios el guardián de la villa mientras abre la verja de un minúsculo jardín de cemento y buganvillas y musita al oído de los visitantes que su patrón, desde que regresó, hace seis días, no ha salido a la calle y no hace más que recibir a gente. Es como si esta pequeña residencia se hubiera convertido, de la noche a la mañana, en meta de un singular peregrinaje; se diría que "el todo Marruecos político" ha pasado o tiene la intención de pasar por esta casa.

Abderramán Yusufi, efectivamente, está ahí, sentado en una de las esquinas del enorme sofá que contornea las paredes del salón. Junto a él, vestidos con traje y corbata, permanece un grupo de militantes de la USFP de la ciudad de Safi, que acaban de recorrer más de 200 kilómetros para saludar al líder, intercambiar unas palabras de cortesía y hacerse una foto con él, pocos momentos antes de abandonar la estancia. Una delegación de antiguos combatientes de la guerra de liberación ocupará inmediatamente las plazas libres del sofá, en el mismo lugar donde se sentaron ayer los responsables del Partido del Progreso y del Socialismo, con Alí Yata a la cabeza, o del Istiq1al, con Mohamed Buceta incluido.

"No haré declaraciones a la prensa", asegura un Yusufi sonriente, en un perfecto castellano del Norte, mientras recuerda que desde que partió del exilio a Cannes, hace un año y medio, se ha negado a dejarse entrevistar, resistiendo a capa y espada esa avalancha de periodistas que no cesan de asediarle por teléfono. Pero las paredes hablan por él, sobre todo en esa estancia, donde humea el té con menta en vasos de cristal de colores y se huelen las pastas azucaradas.

Huelga política

Todo el mundo dice ahora que el regreso del líder socialista no ha sido una sorpresa y que el retorno lo venía planeando desde hace cerca de un año. Primero lo intentó en el mes de mayo de 1994, después en septiembre del mismo año, pero tuvo que aplazarlo por razones estratégicas, para no interferir con el debate político y en especial con el diálogo que en aquellos momentos el rey Hassan Il había establecido con los partidos de la oposición.

A pesar de su retorno, el dirigente socialista parece decidido a continuar con la "huelga política" que inició el 23 de septiembre de 1993, cuando abandonó los cargos de dirección de la USFP -primer secretario- para protestar por la manera como se habían desarrollado las elecciones legislativas que dieron el triunfo a los partidos oficialistas. El dirigente reivindica el derecho a continuar con su protesta, mientras no se modifiquen las razones, políticas que le llevaron a ella. La única diferencia estriba en que la huelga no la hace en el exilio, en Cannes, sino en su domicilio, en Casablanca.

El regreso de Yusufi ha desencadenado todo tipo de especulaciones y esperanzas, sobre todo dentro de la oposición democrática, que desde las elecciones de 1993 ha venido erosionándose con un diálogo estéril con el rey Hassan II, quien trataba de convencerles para que entraran a formar parte del Gobierno. La USFP puede convertirse, con el regreso de Yusufi, en el principal motor de la oposición democrática, sobre todo en un momento en que los otros dos partidos de la coalición o kut1a están pasando por una grave crisis interna.

La Organización de la Acción Democrática Popular (OADP) está al borde del cisma entre los Sectores históricos y modernistas, lo que hace imposible por ahora la finalización de un congreso iniciado hace más de seis meses y la elección del nuevo secretario general. El Istiq1al, por su parte, sufre los avatares de un debate interno en el que se intenta encontrar un sucesor para Mohamed Buceta, en puertas ya de la jubilación.

El retorno de Yusufi ha redinamizado también la vida interna de la USFP, que se encontraba aletargado tras su salida de Marruecos. Ni Mohamed el Yazghi, que ocupa interinamente la dirección del partido, ni Nubir Amaui, el máximo responsable de la central sindical, han logrado por ahora aglutinar la organización y devolverle las perspectivas, que tenía antes, según aseguran los militantes de base.

Incomprensión del PSOE

Abderramán Yusufi no ha perdido el tiempo en el exterior. Ha continuado manteniendo relaciones con todos los dirigentes marroquíes del interior del país y observando los acontecimientos del Magreb, especialmente en Argelia, donde el partido socialista, Frente de Fuerzas Socialistas, que dirige Ait Ahmed, desempeña un papel relevante y aglutinante de la oposición democrática.

Ha continuado viviendo también en el exterior la incomprensión de los partidos socialistas europeos y especialmente del PSOE español, que no acaba de entender que los hombres como él forman parte de una oposición verdaderamente democrática.

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