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Colaboración de médicos y esteticistas para reducir riesgos en cosmética

Durante años, medicina y cosmética han sido dos mundos separados por una barrera de recelos y acusaciones cruzadas de intrusismo. Los dermatólogos y endocrinólogos desconfiaban de los estetícistas que tenían soluciones "mágicas" para patologías como el acné y la obesidad, y los esteticistas se quejaban de los médicos que ofrecían tratamientos de belleza sin preparación para ello. Lo que asomaba detrás era un hecho real: la existencia de áreas de solapamiento entre ambas actividades. Ahora este factor comienza a dejar de ser fuente de roces para tomarse una base de entendimiento."La zona gris entre dermatólogos y esteticistas se debe a que ciertos aspectos de la cosmética de la piel se explican por cambios patológicos que estudia la dermatología", explica Alain Shatila, experto en acné del Health Science Center de la Universidad de Nueva York (EE UU), que ha visto en su país que "cuando los esteticistas colaboran con los dermatólogos en áreas que tienen facetas médicas, son mucho más eficaces".

Donde no se da esa colaboración, advierte el doctor Manuel Asín Llorca, organizador del primer congreso de Dermatología Cosmética de España, se corre el riesgo de pasar por alto patologías subyacentes, como en el caso de las chicas con exceso de vello que creen solucionar su problema aplicándose cremas depilatorias, ignorando que puede deberse a un tumor suprarrenal". Igual sucede con el acné, cuyo manejo requiere el conocimiento médico de sus procesos y, de las sustancias activas sobre las glándulas que lo originan.

El uso descontrolado de rayos UVA en los salones de belleza es otra práctica cuyos riesgos reduciría la supervisión médica. "Las radiaciones pueden ser peligrosas y deberían restringirse al uso médico", sostiene Antonio Harto, de la Unidad de Fotobiología del hospital madrileño Ramón y Cajal. Lo mismo advierte en cuanto al peeling del rostro con ácido glicálico, un poderoso abrasivo que no debería aplicarse a concentraciones elevadas sin control médico, algo que no siempre ocurre, como se ve en la "gente que nos llega a la consulta con pieles quemadas por no ser aptas para ese peeling".

Estas prevenciones no impiden al doctor Harto apreciar las ventajas de la colaboración entre médicos y esteticistas, ya institucionalizada en facultades de medicina como la de Viena (Austria), en cuyo Departamento de Dermatología existen unidades de Cosmetología dirigidas por esteticistas. Al dermatólogo, el esteticista le aporta sobre todo su destreza para tareas complementarias a la terapia médica, cómo "el drenaje linfático, el masaje circulatorio, limpieza de cutis, la laserterapia, la depilación eléctrica en casos de hirsutismo o el maquillaje para ciertas manchas de la piel", enumera.

"Sin apoyo médico la estética se queda un poco coja manifiesta Eva Carballo, esteticista de la Clínica Conde de Arana, de Madrid. "Quitar la celulitis desde fuera es muy difícil, y sin asesoramiento médico el esteticista sólo la puede aliviar, pero no curar". Para Carballo, el trabajo junto a un especialista es esencial. "Lo es en la medida que yo no tengo conocimientos del sistema hormonal o del riego sanguíneo", dice.

Atender esa necesidad de colaboración entre medicina y estética es la meta de la Sociedad Española de Cosmiatría, que desde hace cinco años busca la complementación entre los profesionales de ambos campos. "Que trabajen en equipo, sin entrometerse ninguno en el terreno del otro, porque cada uno tiene su parcela de actuación determinada", dice Alicia Jurado, su presidenta. Para ello es preciso que "los esteticistas no se metan en lo que no saben hacer", como es el caso de la falsa publicidad de productos supuestamente adelgazantes y que, a la vez, los "médicos no pretendan trabajar en estética sin tener formación".

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