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El jefe de los obispos austriacos critica la encíclica de Juan Pablo II

Nuevo escándalo de pedofilia en un miembro del clero

La Iglesia católica austríaca vive una profunda crisis. Tras la dimisión del presidente de la Conferencia Episcopal, Hans Hermann Groer, al conocerse su supuesta pedofilia, su sucesor en el cargo, Johann Weber, ha criticado abiertamente la encíclica del Papa por no haber condenado claramente la pena de muerte. Una declaración que se ha producido al tiempo que un sacerdote, August Wanger, ex director de la Obra Misionaria Pontificia de Salzburgo, confesaba por la radio haber abusado sexualmente de un ex alumno hace 30 años.

Para el nuevo jefe de los obispos austriacos, Johann Weber, es una "buena idea" que en cada diócesis se creara una pequeña comisión encargada de investigar denuncias sobre abusos sexuales por religiosos. Weber, que aseguró que la Iglesia necesita una mayor dernocracia", criticó la encíclica del Papa Juan Pablo II Evangelium vitae. 'No es totalmente afortunado", dijo, "que la encíclica no se pronuncie con una negativa total a la pena de muerte". Advirtió que la homosexualidad también puede contribuir a la "riqueza del amor y se pronunció en favor de una mayor participación de la mujer en la Iglesia". "Desearía que en Austria una mujer ocupara el cargo de canciller", que corresponde a la tercera jerarquía en una diócesis.Estas declaraciones se difundían mientras el país se conmovía ayer oyendo la confesión pública de monseñor August Wanger, ex director de la Obra Misionaria Pontificia de Salzburgo, de haber abusado sexualmente de Friedrich St., un ex alumno. "Sí, lo hice y lo reconozco", dijo Wanger, que ahora es profesor de religión y párroco en una iglesia. "Fue un caso aislado y desde entonces no he dañado a nadie más sexualmente", aseguró.

El religioso fue denunciado ayer en el semanario austríaco Profil por la víctima, Friedrich St., de 46 años, que decidió hablar después de las revelaciones de abusos sexuales cometidos por el cardenal Groer a nueve ex discípulos. El afectado dice que monseñor Wanger actuaba de "forma similar" a Groer y también con la excusa de enseñarle a lavar los genitales" bajo la ducha, abusó sexualmente de él entre 1962 y 1965. "Un día se acostó sobre mí y nuevamente me dio esos horribles besos con lengua (...). Después eyaculó (...). Fue algo asqueroso, horrible. Yo tenía mucho miedo".

Respecto al caso Groer, ha trascendido el malestar entre los obispos por el obstinado silencio del cardenal y que no, están dispuestos a esperar la iniciativa del Vaticano para aclarar las acusaciones de pedofilia. Los obispos Egon Kapellari y Reinhold Stecher han pedido su dimisión y Johann Weber ha propuesto un consejo de sabios para investigar las acusaciones.

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