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El divorcio traumatiza a los hijos para siempre, firman los psicólogos británicos en su reunión anual

Isabel Ferrer

El divorcio de los padres resulta más difícil de superar para los hijos, sobre todo cuando son pequeños, que la muerte de uno de ellos. No sólo sufren problemas escolares o de relación social. Aceptan empleos mal pagados en detrimento de sus estudios. Acceden mucho menos a la Universidad y se casan y tienen antes descendencia que sus amigos de familias estables. A la larga, sus matrimonios se rompen también con mayor facilidad. Son afirmaciones de los psicólogos británicos en su cita anual de Coventry.Para los psicólogos británicos, la marcha de un progenitor de casa marca para siempre el amor propio de su prole. Si el que obtiene la custodia, en general la madre, tiene además problemas económicos, el porvenir de los hijos es casi un fracaso anunciado.

Para llegar a esta conclusión, Martin Richards, director del Centro de Investigaciones Familiares de la, Universidad de Cambridge, ha estudiado a 17.000 niños de clase media nacidos en 1958. Cuando los pequeños cumplieron 16 años, 800 parejas del grupo se habían divorciado. Un 45% de las chicas y un 16% de los chicos estaban casados antes de cumplir 20 años. A la misma edad, un 15% y un 6% respectivamente, de los hijos de familias unidas decidía formar una pareja. La presencia en la Universidad de los primeros es, por el contrario, mucho menos abultada. La mitad de las mujeres y un tercio de los varones apenas concluye los estudios secundarios.

"El amor propio de los hijos cae en picado cuando ven desaparecer de sus vidas a uno de los padres. Se atribuyen la responsabilidad de un fracaso que no comprenden, y acaban teniendo verdaderos problemas psíquicos", según Richards. Para el psicólogo, ni siquiera los problemas de las madres solteras afectan tanto a los pequeños. "En el futuro, no descarto que un hijo demande a sus padres ante un tribunal por los daños emocionales causados con su ruptura", concluye.

Los hijos más queridos

La reunión de la Sociedad Británica de Psicología también se ha hecho eco de otro tipo de relación familiar. Un trabajo de la City University (Londres) señala que los hijos concebidos con técnicas de fecundación artificial son más queridos y mejor tratados que los demás.

Según Rachel Cook, los lazos emocionales, el cariño y la tranquilidad mostrados por los padres que han utilizado estos métodos son mayores que entre las parejas sin problemas de concepción. La psicóloga ha apoyado sus conclusiones en la comparación de 41 familias con hijos fecundados in vitro; 45 gracias a la donación de semen; 43 de forma natural y 55 adoptados. "La herencia genética es menos relevante para el buen funcionamiento de una familia que el fuerte deseo de tener descendencia".

Su trabajo incluye también un apartado dedicado a los bebés educados por parejas de lesbianas. Después de comparar la trayectoria de 25 adultos del primer grupo y 21 del otro, concluye que es un error atribuir influencias perversas a las familias con padres del mismo sexo. "Sólo dos hijas de lesbianas formaron parejas similares al crecer. Una cifra que no supera al resto de la sociedad".

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