Los 'tories' británicos aguan las propuestas de los populares europeos
Las reticencias del Partido Conservador británico (tories) al impulso integracionista de la Unión Europea (UE) aguaron la Conferencia Interparlamentaria de los partidos demócrata-cristianos y conservadores desarrollada durante los tres últimos días en Bruselas. La reunión debía constituir, como dijo en la clausura el líder del Partido Popular Europeo, Wilfried Maertens, "el primer paso para definir las posiciones" de estas dos familias políticas de cara a la Conferencia Intergubernamental de 1996, que debe reformar el Tratado de Maastricht.Sin embargo, los 300 parlamentarios sólo pudieron alumbrar una Declaración de Bruselas de tres páginas, limitadas a principios genéricos. Maertens reconoció en conferencia de prensa que habían concretado poco, pero anunció que los democristianos lo harían de cara al congreso del PPE que se celebrará el próximo mes de noviembre en Madrid. "Ocurre que trabajar juntos [democristianos y conservadores] ya era un ejercicio arriesgado", justificó, "y la próxima reunión, en que deberemos concretar más estos principios, aún será más dura", auguró.
Los reunidos llegaron a cinco conclusiones. La primera, "mejorar la capacidad de acción" de la UE en vísperas de su apertura a la Europa del Este, porque una "Unión ampliada debe ser reforzada". Pero ni siquiera hubo acuerdo, por oposición británica fundamentalmente, a la receta. mínima: "el uso reforzado de las decisiones por mayoría en el Consejo de Ministros".
Propugnaron también "la transparencia" y "asegurar la proximidad a los ciudadanos" simplificando los procedimientos de decisión; el "reforzamiento de la democracia" a través de la incorporación de los parlamentos nacionales a las tareas europeas; la aplicación del principio de subsidiariedad; y la preparación de la ampliación de la UE "a Malta, Chipre y los países de la Europa central y oriental".
El discurso del líder del PP español, José María Aznar, ha supuesto un notable giro respecto de anteriores planteamientos. Aunque hizo votos por una Europa de Estados-nación apostó por una ampliación ordenada "para que la Unión salga fortalecida". Y, sobre todo, declaró que "sin políticas de cohesión, Europa difícilmente llegará a ser algo distinto a una suma de mecanismos de cooperación intergubernamental", lo que indica un despegue del enfoque británico y un nuevo enfoque de la cohesión, bien distinto al mantenido en la cumbre de Edimburgo.
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